Desde el 18 de diciembre de 2022, el pueblo argentino volvió a experimentar una democrática y revolucionaria alegría. Nuestra selección se consagraba campeona del mundo. Marzo de 2023, nuestra provincia tenía el privilegio de engalanar a los campeones. Esto ratifica el indiscutible rol apaciguador del fútbol, como así un conjunto de deportes y protagonistas de los mismos, en tiempo de disgregación social producto de crisis sociales y económicas.
En el caso de los santiagueños, no éramos merecedores de disfrutar de manera presencial de estos eventos de primer nivel, eran situaciones que se nos evadía geográficamente como económicamente: ¿por qué eventos deportivos si como pueblo hay necesidades primarias de la cual ocuparnos? ¿Será esto solamente, las necesidades, “propiedad” de los santiagueños?
En esta semana se conoció una infausta noticia, provocada por el Gobierno nacional, la cancelación del MotoGP de Argentina 2024, evento que convoca a más de 180 mil espectadores en tres jornadas consecutivas. El promotor del espectáculo comunicó como causa la situación argentina: “no están garantizados servicios necesarios para que el Gran Premio con los estándares del mismo”, declaró, resquebrajando un suceso convertido en tradición en el marco de una política de Estado en el ámbito turístico.
Como toda política pública, comprende inversiones del sector público y privado con objetivos e impactos sociales, culturales y económicos. Desde la Cámara Empresaria Hotelera Gastronómica (Cehga) de Las Termas de Río Hondo expresaron su “profundo malestar y preocupación” con el Gobierno nacional por la “rotunda falta de apoyo económico, voluntad política e institucional”. También argumentaron que las consecuencias económicas “son altamente nocivas dado que se perderán más de 2.000 puestos de trabajo directos en el sector y en la sociedad termeña en su conjunto”, una ciudad que nació con el turismo termal como un don y bendición para sus visitantes.
Ante este panorama se ratifica una rancia posición conservadora y antipopular que tiene anclaje en un paradigma comunitario económico/castrense. La sociedad debe de regirse por fríos cálculos matemáticos, solo los privilegiados pueden, y merecen, disfrutar de espectáculos deportivos de primer nivel mundial.
Esto contradice una vieja concepción greco/romana, el ocio. Muy apreciado por los segundos especialmente. Este parte de la idea del fomento de valores, la gratuidad y la satisfacción a través del mismo introduciendo la mayor participación masiva para garantizar el bien común.
Los espectáculos deportivos eran el punto nodal de ese bien común. Todas las clases sociales podían acceder.
Es interesante la incorporación del bien común, significado político por antonomasia porque da sentido político y popular.
Detrás de esta suspensión del MotoGP subyace no tan solo la idea de lo económico, que dicho sea, y como fue explicitado, genera inversiones y ganancias, sino también la exclusión de la diversión popular, como también de la supuesta distracción que estos provocan.
Estos sucesos no tan solo aportan al desarrollo social y económico, también hacen felices a los pueblos, integran a la aldea global, los convierten en ciudadanos mundiales.
