Cada país tiene sus peculiaridades, de eso no existen dudas. Desde la geografía, hasta la cantidad de población, pasando por sus visiones religiosas, historia como Nación, hasta un determinado sistema, régimen y características propias en lo político. Estas particularidades dan formas a la dinámica política, también singulares de cada Estado. Argentina no es el primer, ni el único, país en estar cooptado por outsiders de la política. Un caso emblemático es el de Donald Trump. Magnate, filántropo, showman, lejos del debate político. Beppe Grillo, cómico y actor italiano devenido en político mediante la creación del “movimiento 5 estrellas”. En este hilo inaudito de la realidad política nacional, emergió una impensada oposición también foránea del sistema, liderada por Mirtha Legrand.
La diva de los almuerzos no es una desconocida del ambiente político argentino, nada más lejos. Es una mujer cuyo programa funciona como un paso obligado para las figuras políticas, económicas, culturales, sociales y demás. Es una mujer de construcción de opinión, una referente de los distintos oficialismos y oposición, una especie de “mujer de presión”, para parafrasear con grupo de presión. Esta apelación a lo outsider pretende exponer la aparición de estos a raíz de fragmentación política, el fin de la hegemonía de partidos tradicionales, del político profesional o mal llamado “de raza”. Son los antisistema, los que proponen una destrucción para una nueva construcción. La longeva conductora es una mujer antisistema del sistema.
En estas más de cinco décadas de su clásico programa, se constituyó en una apologista de las políticas más reaccionarias de las élites argentinas. Fue defensora de la dictadura genocida, elogio a Carlos Menem, militó por la caída del kirchnerismo, manifestó su adhesión a Mauricio Macri, recibió al candidato presidencial Milei junto a su pareja, para después agasajarlos nuevamente siendo ya mandatario nacional y ¿primera dama?
En este corto tramo de 2024, la actriz y conductora confesó que le da “temor expresarse” contra el Gobierno porque si sus declaraciones no le agradan al presidente o su entorno, “te van a retrucar y es desagradable” declaró en una ida y vuelta con el presidente a causa de las políticas contra la cultura y el cine. En este último fin de semana, expresó su preocupación por los números de la pobreza y los despidos que el Ejecutivo Nacional lleva a cabo en todo el país. “Me deprime saber que hay gente que no come, me deprime muchísimo”, manifestó.
Esta Argentina presidida por un “impoluto ciudadano de bien que incursiono en la política para hacer explotar al sistema de casta empobrecedor”, construyó una especie hibrido y sinónimo adversario. Lo más significativo es quien es el opositor. Una persona que lejos está de representar a las clases populares. La Argentina se convirtió en el escenario de los outsiders. Mirtha es una opositora antisistema del sistema.
