La joven era tan solo una nena de 12 años cuando comenzaron los abusos. Tuvo tres hijos del agresor producto de los reiterados ultrajes. El depravado sigue en libertad y la hostiga.
La muchacha era oriunda de Paraguay y había venido a la ciudad de La Plata para complementar sus estudios en ingeniería comercial.
Cuando se acercó para auxiliar al joven, los delincuentes lo apuñalaron. Herido, se subió a su vehículo para buscar ayuda, pero terminó chocando y murió.
Aparentemente, el individuo mató al cliente después de mantener relaciones para robar los objetos de valor que habían en la vivienda.
El atacante acusó al chofer de haber ???tocado??? su vehículo por una mala maniobra. Desde el interior de la unidad, el conductor registró en video la agresión y las imágenes se viralizaron.
En el lugar incautaron varios teléfonos, pesos y dólares en efectivo y elementos relacionados a la prostitución.
El muchacho fue encontrado sin vida en el interior de su vehículo, estacionado al frente de la casa de su amigo, que fue quien lo encontró. Horas antes compartieron bebidas alcohólicas.
El joven se encontraba en la entrada de su barrio privado esperando que le abran, cuando varios patrulleros lo chocaron y dispararon a quemarropa. "Se saltó semáforos", dijeron.
El resultado del narcotest arrojó que el joven consumió cocaína. La Justicia ordenó un arresto domiciliario de 60 días.
La víctima tenía tan solo 13 años y fue asesinada a sangre fría por su madrastra luego de aberrantes abusos. Intentó disfrazar la escena como un suicidio.
El convicto, de 29 años, apareció ahorcado en los calabozos. Gendarmería Nacional investiga si efectivamente se trató de un suicidio.
Los criminales vestían uniforme, chaleco, y se hacían pasar por policías. Le dispararon en la cabeza a un sargento y un cabo. La persecución, que incluyó tiroteo, abarcó dos kilómetros.
El joven causó el siniestro en cadena luego de intentar evadir un control de alcoholemia. Llegó a su casa, donde intentó pasar desapercibido, pero sus padres le tenían una "sorpresa".
La investigación comenzó en abril, cuando un hombre denunció haber sido estafado tras haber pagado 34 mil pesos por un púlpito que nunca le llegó.
El incalificable fue capturado en la terminal, cuando intentaba abordar un colectivo de larga distancia para huir.
