Piera Fernández de Piccoli, presidenta de la Federación Universitaria Argentina, se refirió a las secuelas que dejó la marcha federal universitaria, las medidas que adoptó el Gobierno nacional, las posibilidades que brindan las casas de altos estudios públicas y gratuitas, entre otros temas, en diálogo con el equipo de Nuevo Diario.
- ¿Qué cambió desde el día de la marcha hasta el día de hoy?
- Se logró, en parte, uno de los objetivos de la movilización: sabiendo que el veto parecía ser una definición prácticamente inminente por parte del Poder Ejecutivo, el haber logrado para mañana (por hoy) la convocatoria a sesión es un avance que nos da un poco de aire y esperanza en que podamos encontrar una resolución al conflicto mediante las vías institucionales, ya que el Poder Ejecutivo no escucha, no resuelve, impone y se muestra inflexible. Es importante que el Congreso de la Nación pueda cumplir con su rol, que no es solamente el de equilibrar poderes, sino, también, el de fijar las prioridades del Estado.
- ¿Qué auguran, teniendo en cuenta el antecedente inmediato de diputados que “se dieron vuelta” y votaron a favor del veto a la ley jubilatoria?
- Cada hora es una información nueva. Estamos con expectativas y optimismo. La última información que recibimos es que depende, en gran medida, de los diputados nacionales de (Osvaldo) Jaldo.
- ¿Se puede decir que la educación es uno de los pocos temas que une a los argentinos?
- La universidad está entre las instituciones públicas más respetadas de nuestro país, y no solamente por la mirada de la sociedad argentina, sino por la mirada de la región y la del mundo. El Gobierno ha montado esta campaña tan injusta y falaz tergiversando datos sobre la universidad porque para romper a la universidad primero hace falta romper su prestigio y su apoyo social: están ensuciando a una de las instituciones públicas más respetadas y transparentes que tiene el Estado.
- Si es tan respetada, ¿por qué hacen esto?
- El Gobierno primero tiene que dar explicaciones de qué quiere hacer con las universidades. Ellos sostienen que “no están en contra de las universidades, sino que...”, y ahí empiezan a elaborar una serie de mentiras para, claramente, dinamitar su prestigio, y con eso, hacer caer su apoyo y legitimidad social. Este Gobierno, que ha manifestado estar en contra de todo lo público y ha venido a destruirlo, con la universidad se ha encontrado con un problema porque es una institución respetada y de las cosas del Estado que mejor funcionan. Hoy, cuando uno le pregunta a cualquier vecino si tiene la posibilidad de atenderse en una institución privada o pública, probablemente este elija la privada; pero con la universidad no pasa eso porque la universidad es posibilidad para la gran mayoría de los estudiantes que no tienen la opción de pagarse una educación privada, pero, también, es elegida por su prestigio, y eso es lo que tiene de maravilloso: estudiamos juntos, en condiciones de igualdad, sin importar de dónde venimos, de qué trabajan nuestros padres, cuál es nuestro contexto socio-económico... son las mismas oportunidades para poder crecer, proyectarnos y tener un futuro mejor.
- Estudiantes santiagueños salieron a marchar con carteles que decían, por ejemplo, que eran hijos de peones y amas de casa o primera generación en acceder a la universidad...
- Otra de las ideas que trató de instalar este Gobierno es que los más pobres le financian la educación a los más ricos. No solo en temas estadísticos, y esto es importante mencionarlo, el 48,5% de los estudiantes está debajo de la línea de pobreza, sino que, además, tenemos universidades donde el 70% de sus estudiantes son primera generación en acceder a la universidad. Si uno transita los pasillos de las aulas, en general, se encuentra con una diversidad absoluta de historia de vida, de lugares de procedencia y de motivaciones para estar estudiando esa carrera. La realidad es que uno vive una diversidad de situaciones que hacen a la riqueza de esa universidad, que no solamente que es la herramienta por excelencia de movilidad social ascendente en terminos individuales, sino que, también, lo es en términos colectivos: estamos formando médicos, enfermeros, psicólogos, arquitectos, ingenieros, docentes, veterinarios, que son los que también hacen a la sociedad argentina. ¿Cómo serían nuestros hospitales sin nuestros médicos y enfermeros graduados de nuestras universidades?, ¿Cómo sería nuestra conectividad si no tuviésemos ingenieros llevando antenas a cada rincón del país?, ¿Cómo serían nuestras vidas sin nuestros docentes formando a nuestros niños en las escuelas? Eso es la universidad pública, eso es lo que se está poniendo en juego ante una definición de desfinanciamiento sobre el presupuesto universitario que no tiene antecedentes en la historia de la democracia.
- Situación de igualdad entre “los hijos de...”
- Eso es lo que discutimos cuando discutimos la universidad: si queremos ser un país cada vez más fragmentado, más excluyente, con más diferencias y una brecha más grande entre los ricos y los más pobres. Recordemos que este es un Gobierno que ha decidido, por ejemplo, bajarle los bienes personales a los más ricos de los ricos mientras a la universidad, a los jubilados y a los hospitales les dijo que no hay plata. Eso es muy perverso. La universidad nos da la posibilidad de decirle a un niño o a una niña que el lugar donde nació no condiciona su futuro, y eso es maravillo en un país donde tenemos siete de cada diez niños por debajo de la línea de la pobreza. Si hoy, en el contexto tan terrible en el que estamos no invertimos en educación, ¿cómo pensamos que vamos a salir de esta crisis?, ¿cómo pensamos que nos vamos a desarrollar y mejorar como país si no es invirtiendo en educación? Es una situación tan angustiante, tan indignante la que está sucediendo.
- ¿Si te pudieras reunir con el presidente Javier Milei, ¿qué le dirías?
- Le pediría, con total humildad y con total respeto a la investidura, que baje la soberbia. No está mirando lo que está sucediendo. Entiendo que necesitan ocultarse detrás de quien fue o no fue a la marcha del miércoles, pero la realidad es que todas las plazas del país estuvieron llenas de estudiantes, de docentes, de familias que lo único que están pidiendo es estudiar y trabajar en condiciones de dignidad, nada más que eso. Las plazas del interior del país estaban llenas de gente que lo habían votado en las últimas elecciones. Si no tiene la inteligencia el propio Gobierno para ver eso, se va a tropezar cotidianamente.
Fernández de Píccoli hizo un pedido a los diputados nacionales que hoy definirán si se rechaza o mantiene el veto al financiamiento universitario: “No le den la espalda a la universidad pública, no nos dejen solos en esta lucha. Los efectos de una decisión mezquina la vamos a pagar todos los argentinos hoy, mañana y en el futuro también”.