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Opinión

???Porque sos una señorita???

La mochila cultural está tremendamente cargada de micromachismos.

Y las señoritas ponen la mesa, lavan los platos, cocinan, ayudan en todas las tareas del hogar. Los hermanos pueden “colaborar”, pero muy de vez en cuando. Ahora, si todos conviven en una casa ¿no sería justo que cada uno haga su parte?

 

La mochila cultural está tremendamente cargada de micromachismos (muestra de violencia en la vida cotidiana tan sutil que suele pasar inadvertida) que dan lugar al machismo. Desde el nacimiento de sus hijos, padres y madres replican los métodos de crianza recibidos en donde las nenas “pueden” y “deben” saber de tareas domésticas, como si fuera un don natural.

 

Y no lo es. Si los niños reciben las mismas enseñanzas que las niñas, de adultos sabrán hacer lo mismo que ellas. Es que la desigualdad comienza en casa y luego se expande en otros ámbitos sociales, como la escuela, clubes, el trabajo y demás.

 

En los gustos también se imprime el machismo. Al nacer, María no eligió usar prendas rosas ni aritos todos y cada uno de los días de su vida. Tampoco Matías optó por la ropa celeste o azul. Fue la familia la que decidió que así fuera “porque María es mujer” y “porque Matías es varón”. Las “razones” acaban ahí, no hay más.

 

A María le encanta jugar al fútbol, pero en la escuela eso está reservado a los varones, ella debe conformarse con la gimnasia, el vóley u otro deporte de la lista de los “menos riesgosos”. Y ni hablar de que Matías juegue con muñecos, no sea cosa que aprenda a dar la mamadera o cambiar pañales y que en el futuro sea nada más y nada menos que un buen padre.

 

Hay millones de ejemplos en los que las actitudes machistas se replican y marcan diferencias profundas entre niños y niñas. El esquema continuará en la adolescencia y el resultado será nuevamente: mujeres encargadas al 100% de las tareas hogareñas y hombres que “colaboran” de tanto en tanto, cuando lo justo sería 50 y 50.

 

Pero no todas son malas noticias. Lo socialmente establecido y adoptado como verdad absoluta comienza a ceder. Cada vez más padres y madres toman conciencia de que la igualdad puede ser construida muy a pesar del bagaje cultural. Están abiertos a aprender, a cortar con las “buenas”-insufribles-costumbres y generar iguales responsabilidades en todos sus hijos.

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