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¿Y ahora?

Qué podríamos esperar para este año a nivel económico, por Gabriel Fridrij, Economista, CEO de Authentica Consulting.

Prevemos para este año una caída del orden de dos puntos y medio del PBI, aunque esto será el resultado final de dos etapas por las que atravesaremos: tendremos una caída en la primera mitad del año y a partir de julio crecimiento.

En cuanto a inflación nuestras proyecciones, coincidentes con las estimaciones del Relevamiento de Expectativas de Mercado que publica el Banco Central en el sentido de la dirección de los cambios, indican que esta irá decreciendo mes a mes.

Para enero estimamos entre 23 y 20%; para este mes entre 18 y 15% aproximadamente.

El REM (Relevamiento de Expectativas de Mercado) consiste en un seguimiento sistemático que realiza el Banco Central de los principales pronósticos macroeconómicos de corto y mediano plazo que habitualmente realizan especialistas locales y extranjeros sobre la evolución de variables seleccionadas de la economía argentina.

El Gobierno necesita sí o sí acumular reservas para poder liberar el cepo y dirigirse a una unificación cambiaria. En este sentido vemos tres adversidades:

Una endógena —su causa es propia, depende de la política que se sigue— relacionada con el atraso del tipo de cambio real.

Las otras dos exógenas —externas a nuestro control— que son la caída en el precio de la soja y la carencia de lluvias que podrían complicar una cosecha muy esperada tanto por los exportadores como por el gobierno.

Respecto a la primera (el atraso en el tipo de cambio real), el gobierno tiene como objetivo generar un ancla cambiaria, esto significa que el Gobierno al fijar una tasa de devaluación intenta frenar el incremento de otras variables como por ejemplo la inflación y para ello pretende devaluar el tipo de cambio oficial a razón de un 2% mensual, algo que ya viene haciendo y que continuará para este mes al menos. Esto no es sostenible y conlleva un alto costo en términos de exportaciones ya que nos volvemos menos competitivos y las exportaciones se vuelven menos rentables, lo que impacta negativamente sobre la acumulación de reservas.

Volvemos en este sentido a un viejo modelo de atraso cambiario.

Desde lo racional esperamos un salto cambiario aunque aún el mercado no lo descuenta aún en una magnitud importante. El dólar futuro a este mes cotiza a $ 848, el de marzo a $ 897 y el de abril a $ 1.017.

Los efectos inflacionarios se hacen sentir con crudeza y la CAME publicó una caída de un 28,5% en las ventas minoristas de enero de este año con respecto al mismo mes del año anterior a precios constantes, es decir quitando el efecto de la inflación. Esto plantea un gran desafío para las Pymes que representan casi el 99% de las empresas argentinas y emplean el 64% de los asalariados registrados. Vivimos tiempos que exigen resiliencia y creatividad.

No obstante este panorama, el Gobierno aún mantiene un fuerte apoyo de la población aunque sabe que ese capital político tiene fecha de vencimiento.

En los próximos días veremos cómo “queda” definitivamente redactada la “ley ómnibus” y qué queda del DNU. Ahí será importante analizar si el contenido que se apruebe va robustamente en la dirección planteada por el Gobierno respecto al cambio estructural qué para liberar la economía prometió a sus votantes.

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