La guerra de las plataformas sigue en un nuevo episodio. En este verano, muchas han renovado su catálogo de grandes títulos, otras han cambiado de identidad, pero la firme convicción de superar al contrincante sigue latente. Mucho más que antes. Pero, entre toda esta tormenta de plataformas, que puedes tenerlas en un dispositivo móvil o en una tablet, las producciones cinematográficas o series de gran presupuesto se pierden en el listado. En una grilla que sigue un algoritmo, de sugerencias o de “lo que más te gusta”.
Hace unos días, HBO Max ha dejado de llamarse así y ahora es Max, por lo que aquellos usuarios que tenían la cuenta del primero pueden ingresar con esa misma a la nueva app que se encuentra disponible en todos los países e idiomas. Con una propuesta e identidad más novedosa, donde ha decidido utilizar la lógica de tener grandes “Colecciones” de títulos del HBO max (clásico), Universo DC, Cartoon Network, Discovery, “Max originales”, Wizarding World (que agrupa todo el universo de las películas de Harry Potter y Animales Fantásticos y dónde encontrarlos).
Pero no ha sido casual ni caprichosa esa decisión de reestructurar su muestrario. Ha sido una directa respuesta a la lógica que utilizó Disney Plus, ya que tiene en su catálogo a Marvel Studios, Disney clásicos, Pixar, Star Wars, National Geographic, y más.
Ante esto, Netflix ¿se durmió? ¿Se quedó atrás? Pues no, al contrario. Hace un mes lanzó un tráiler donde muestra los grandes títulos que se esperan para este 2024: desde “El problema de los tres cuerpos” (una de las principales apuestas, que es una megaproducción de quienes fueron los showrunners de “Game of Thrones”, David Benioff y Daniel Weiss); el esperado estreno de “El Eternauta” (por primera vez en la historia, una adaptación en “acción real” de una de las más grandes historietas argentinas creadas por Héctor Germán Oesterheld y dibujada por Francisco Solano López); “Un detective suelto en Hollywood”, que significa el regreso del querido personaje Axe Foley, interpretado nuevamente por Eddie Murphy, entre otros más. Muchos más.
Bueno, eso como para tener un pantallazo general de la situación. De las armas que cada uno de estos “gigantes” tiene de su lado para dar rienda suelta a una guerra por la audiencia. Por la mayor cantidad de reproducciones, de visualizaciones y mucho más. Hoy, el rating que era el principal elemento de medición de la Televisión Tradicional, son los “likes” y reproducciones que tiene un episodio o una película en estas plataformas. Además que, hay opciones donde uno puede calificar, recomendar e incluso compartir las mismas.
Ese es el mundo actual, donde cada celular, cada dispositivo tecnológico se ha vuelto un mini “televisor” que te acompaña por todos lados, donde puedes iniciar o terminar una de tus series favoritas mientras estás en una plaza, en el colectivo, viajando de un lugar a otro, en un bar o en la cama. Esa lógica ha invadido nuestras vidas y es tan potente que le ha quitado la estructura tradicional a los televisores y ahora son Smart TV, es decir, televisores inteligentes. Sin dejar pasar que, hoy en día toda PC tiene incorporado en su menú una tienda de descargas de apps o algunas apps ya descargadas como Netflix, Amazon Prime Video, entre otras.
No solamente nos lleva a tener nuevas lógicas de consumo, sino altera nuestros modos de organizar nuestra cotidianidad. Nuestra vida. Es tan abrumante como eso. Pero sí, han desordenado o han invadido nuestras vidas.
Y no suficiente con eso, estas plataformas también tienen el detalle del “algoritmo”, ese ente virtual que te vigila, interpreta y analiza según “tus gustos”, para que segundos después de haber visto una película romántica, te aparezcan las sugerencias, títulos relacionados y demás. Pero el menú de una cuenta de cualquier de estas plataformas no es igual de una persona a otra, porque ese menú cambia y se reestructura según los títulos que esa persona va reproduciendo. Y ese “algoritmo”, ayuda a que el sistema interprete los gustos, tendencias y estilos de películas y series, para poder armar un catálogo acorde. Una vigilancia permanente.
