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Opinión Entonces, ¿Van a psicoterapia/análisis/terapia solamente los que están locos?

Es para locos

Herlan Bravo, licenciado en Psicología Clínica con especialidad en Psicoanálisis, para el Nuevo Diario. 

“La palabra puede expresar el ser del sujeto, pero hasta cierto punto, nunca lo logra”. (Jacques Lacan)

 

En los comienzos del psicoanálisis, se hizo mucho énfasis a la palabra, es decir a escuchar aquello que el sujeto llevaba a consulta. De hecho, los comienzos psicoanalíticos fueron bien particulares, en donde el Dr. Freud invitaba a sus pacientes a hablar de lo que se les ocurriera en ese momento, la consigna era: “Diga cualquier cosa, lo primero que se le venga a la cabeza”.

Esto nació gracias a Emmy Von N. quien era atendida por Freud y que, en una de sus entrevistas, reclamó a viva voz que la deje hablar, cortando así las intervenciones directas que Freud tenía con ella. Fue entonces que surge esta peculiar forma de trabajo terapéutico en el consultorio, escuchando lo que aqueja al paciente. El doctor lo entendió y a partir de este hecho, dio un giro a su metodología de trabajo.

A medida que la terapia psicoanalítica ganaba lugar, el trabajo con la palabra se hacía más conocido en el medio. Muchos optaban por hablar y encontrar solución a sus problemas y otros optaban por tipos de intervenciones diferentes. Hasta acá surge una pregunta, ¿Cómo es posible que exista cura a ciertos problemas con emitir palabras, con tan sólo hablar?

“Hablar libera”, “Hablar hace que te quites el peso de encima”, “La atención que recibo cuando me escucha, es única” (…) Son algunas de las frases que se escuchan cuando alguien “descarga” sus emociones a un amigo/a o en

su defecto a un profesional en salud mental.

El psicoanálisis constituye un espacio privilegiado para el estudio de la palabra; ella es protagonista en la cura. Se trabaja con la palabra, con la palabra del paciente y la palabra del psicoanalista. Se habla y se escucha. En su sentido más puro, el psicoanálisis es “palabra pura”.

Entonces, ¿Van a psicoterapia/análisis/terapia solamente los que están locos? En su libro “Todo el mundo es loco”, el psicoanalista J. A. Miller propone algo interesante respecto a la concepción de locura y “normalidad”. Asegura que la locura es consustancial a la condición humana, pero distinguía la locura de todo el mundo de la locura de uno solo. Es decir, un modo brillante de no olvidar que dentro de la locura universal existe también la singularidad del psicótico, que es otra cosa, aunque forme parte de la familia del universal. Podríamos decir que cada uno desde su singularidad es un ser esplendoroso, con muchas habilidades que otro no tendría. Para Freud el arquetipo humano fue el neurótico, el sujeto que mejor encarna el descubrimiento del inconsciente, aquél que respeta las normas y que rige su vida en base a las costumbres comunes de la sociedad, o no, pero que tiene conocimientos de la ley.

Entonces ¿Quiénes van a terapia? El pensamiento colectivo dirá, que la terapia es para locos y que cada uno es hábil para controlar sus emociones, sentimientos y problemas. También existe el pensamiento que, si uno habla con un amigo, las penas y problemas se van.

El ser humano carga una vida muy pesada sobre sus hombros, digo carga, porque en la mayoría de los casos es así. Literalmente transporta de un lado a otro, la vida que le impusieron, los sueños que le marcaron y la profesión que eligieron por él o ella. Llegando al punto de decir “¿Qué hago?, ¿Por qué no disfruto lo que hago? Siempre me pasa lo mismo, no puedo parar”, en fin, muchas formas de queja que se convierten en angustia, depresión o simplemente un sentimiento que no se puede entender ni explicar al momento de poner en palabras.

Obtener el bienestar social, ya se torna difícil y pensar en bienestar emocional/personal, en algunos casos es aún más; no se encuentra satisfacción con lo que se hace, nada es suficiente y se necesita más para estar bien o para tener una vida acorde a los demás, socialmente hablando. Hay un empuje a estar todo el tiempo mejor que el otro y la competencia puede ser un paralelismo interminable en donde no se encuentre un punto de satisfacción o plenitud.

Es ahí en donde el ser humano encuentra la falla, reconoce esa marca y da cuenta que hay algo que no funciona y además, le hace mal y/o no le deja avanzar. Estos pueden ser motivos para consultar con un profesional y encaminar, de a poco, todas esas falencias.

La experiencia no puede ser igual para todos, sin embargo, sí se podría asegurar que al depositar ese enjambre problemático que no deja avanzar al sujeto, en manos de un profesional, los cambios podrían venir paulatinamente y la estabilidad consigo. No hablo de un chasquido de dedos y de

una solución en segundos, hablo de un espacio de contención y escucha, en donde la persona podrá encontrar tranquilidad al exponer aquello que no funciona y que le hace padecer angustias, problemas, repeticiones, etc.

La psicoterapia/análisis/terapia, no es para todos, pero sí para muchos.

Referencias bibliográficas:

Lacan, J., El Seminario de Jacques Lacan: Los escritos técnicos de Freud, Paidós, Buenos Aires, 1981, 25, 380.

Miller, J. A., Todo el mundo es loco, Paidós, Buenos Aires, 2015

Entrevista: https://www.youtube.com/watch?v=Q7-eEBUCZrs&t=19s – Gustavo Dessal

Herlan Bravo psicoanálisis
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