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Opinión No solo Rosario esta sangrando

Argentina, el escenario de la redefinición en lucha contra las drogas y la delincuencia

Héctor Lovaiza, Lic. en Relaciones internacionales

Estamos en el peor de los mundos donde confluye una crisis social, económica y política sin precedentes desde la vuelta de la democracia en cuanto a magnitud. No solo Rosario está sangrando, sangra la Argentina, sangra la democracia, sufrimos todos. Escenarios de esta índole son tierra fértil para la instalación de modelos autoritarios/mesiánicos que prescinden de la democracia amparada en una narrativa de rescate de la misma. De esta manera proliferan modelos y estrategias donde las FFAA cumplen un rol destacado, por el momento solo auxiliar, pero que se presagia un aumento considerable si la escalada de violencia se torna irreversible. La coyuntura nacional actual abre un cumulo de interrogantes que anclados en experiencias históricas e internacionales, nos permiten anunciar un deterioro de la democracia con su implicancia a la totalidad de las realidades sociales.

Ante los graves hechos de homicidios en la ciudad santafecina, el gobierno nacional anunció el envío de más agentes de fuerzas federales y el apoyo logístico de las Fuerzas Armadas. Esta decisión está dentro de los límites de la ley Nº 24.059 de seguridad interior, más precisamente el artículo 27. Sin embargo, y remetiéndome a los modelos donde las FFAA cumplen un determinado rol, es preciso situarse en el contexto regional/internacional. La globalización y su concomitante redefinición de la defensa nacional. Las amenazas ya no provienen solamente de Estados soberanos, en Latinoamérica es nula, los conflictos armados tradicionales han perdido relevancia. Los actores no son ejércitos, los actores son narcotraficantes, es el crimen organizado derivando en otro fenómeno, la estabilidad política interna, producto de la carencia de cohesión social provocados por las crisis económicas y sociales.

Este re conceptualizaciones compelen a un mayor trabajo intelectual, académico y político ante el proceso de debilitación del Estado influyendo crucialmente en la gobernabilidad. El desmantelamiento estatal como mensaje principal del presidente Milei no hace más que ahondar en esta conflictividad, pero a su vez, le resulta benéfico en cuanto a construcción del enemigo. Esto es el preludio del plan Colombia o la guerra contra las drogas de Nixon en nuestro país. Esto recién comienza, y la democracia está muy deteriorada.

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