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Opinión Quita de recursos hacia la comunidad científica nucleadas en el CONICET y los logros obtenidos

El sombrío futuro de la comunidad científica en la Argentina

Héctor Lovaiza, Lic. en Relaciones Internacionales

La política interior y exterior del gobierno de un país provoca respuestas de diversa índole en cada uno de los ámbitos en relación con los resultados positivos o negativos que las mismas generan. El punto de conexión puede ser un interés económico relacionado con inversiones del sector público o privado de un país en el que está tomando determinadas decisiones o, ser un nexo de presión para determinado sector del ámbito interno del Estado. Esto demuestra la invariabilidad de secciones y sus repercusiones. Esta mención sirve como introducción a una temática que es nodal para el desarrollo científico, tecnológico económico, cultural y social de nuestra nación y que el presidente Milei está soslayando a niveles inusitados: el desfinanciamiento de las investigaciones científicas e instituciones educativas en su totalidad.

En este tramo quiero hacer hincapié en la quita de recursos hacia la comunidad científica nucleado en el CONICET y el sistema científico. Esta merma económica, expresada principalmente en el cierre del Ministerio de Ciencia y Tecnología suscito que un grupo de 68 Premios Nobel de Química, Economía, Medicina y Física de todo el mundo expresaran su preocupación mediante una carta por los recortes en el sistema argentino de ciencia y tecnología. “Tememos por un abandono a sus científicos, estudiantes y futuros líderes de la ciencia, que implicarán una devaluación al futuro de la Argentina”, sentenciaron.

Pero hay una yuxtaposición entre lo expresado por los científicos y la módica e incoherente respuesta del gobierno mediante su vocero exponiendo que “no se va a financiar la ciencia que no aporta beneficio para la sociedad”, agregando la construcción un Conicet que pone sus esfuerzos en el desarrollo de la economía, o la inteligencia artificial aplicada a la medicina, no en uno que gasta su tiempo en investigaciones de dudosa utilidad como aquel que abordaba la orientación sexual de Batman”.

Esta disociada respuesta confirma la construcción de un relato de fuerte sesgo ideológico poco emparentado con la realidad y mucho menos sustentado en números y políticas. Los científicos señalaron las diversas contribuciones de la ciencia y científicos argentinos con una impactante afirmación: “si no fuera por la ciencia y los científicos argentinos, las causas y el tratamiento del cáncer, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares habrían seguido siendo un misterio durante décadas”. También agregaron los aportes en la industria alimentaria y en los conocimientos geológicos y paleontológicos.

Javier Milei está obsesionado infantilmente en la instalación de una cosmovisión que sea afín a la implementación de un sistema económico que disuelva la nación y el Estado perpetrando la desindustrialización y la vuelta a la agricultura como única fuente de ingreso y dinámica económica. Pero lo que más irrita en este contexto, y retomando lo expuesto en párrafos anteriores, es el desacoplamiento entre el argumento y la realidad. En el transcurso del gobierno kirchnerista, por ejemplo, se financiaba a grupos de investigación participantes del proyecto científico que utiliza el Gran Colisionador de Hadrones del Consejo Europeo para la Investigación Nuclear (CERN), en Ginebra, Suiza. Se descubrió, mediante alianza publico/privado, el gen de la sequía para mejorar semillas de diferentes cultivos. Se creó el Instituto de Investigación en Biomedicina de Buenos Aires. Se desarrolló el primer bovino bitransgénico argentino que produce leche similar a la materna, apta para lactantes a través El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Balcarce y el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (IIB-INTECH) de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM ). ¿Recuerdan los satélites ARSAT? También podemos agregar la puesta en órbita del primer nanosatélite de plataforma abierta. Estos son solo algunos ejemplos.

Estos logros fueron con una fuerte inversión estatal. Si queremos remitirnos a la argentina del siglo XX, nos encontramos con 5 Premios Nobel (somos los que poseemos mayor cantidad en Latinoamérica) salidos de la universidad pública, de un Estado comprometido. A manera de reflexión, y para concluir, estamos transitando una reedición del lavado de platos por parte de científicos, pero englobados en un discurso pro investigación con resultados en la sociedad que busca justificar su relegamiento mediante el retiro del Estado, primordial en la historia educativa de nuestro país, y acaparamiento del sector privado, que fue esencial junto lo publico en etapas anteriores, lo cual ratifica la débil postura del gobierno. Dejo en ustedes pensar cuál es el más sobrio relato antiacadémico.

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