La búsqueda constante de nuevo objetivos, de diferentes aires y de desconocidos paisajes, de vez en cuando se enciende en el interior de las personas y genera el impulso de encarar nuevos rumbos.
En estas ediciones vamos conociendo historias de santiagueños que se encuentran en distintas partes del mundo. Cada uno con un sueño, cada uno con vivencias que contar y experiencias para compartir. Diferentes objetivos y puntos en común trazan historias que sorprenden y se convierten en verdaderos ejemplos.
En este caso, se trata de Lucía Evangelina Gerez, una joven y talentosa trabajadora social que, dando rienda suelta a su entusiasmo, emprendió un viaje que en la actualidad es un camino de éxito. En diálogo con Nuevo Diario, contó parte de su impresionante historia de vida.
“Mi nombre es Lucía Evangelina Gerez, tengo 31 años, soy trabajadora social y soy de Santiago del Estero Capital. En este momento estoy viviendo y trabajando en Düsseldorf, que es una ciudad importante de Alemania. Es muy linda la ciudad, es muy pintoresca y, en este momento, estamos empezando la primavera”, destacó en principio.
En ese aspecto, agregó: “Estoy trabajando en un hotel por las mañanas y los fines de semana, a veces, trabajo por la noche en un bar como bartender. Estoy en Alemania desde enero con una visa working holiday que me permite viajar (esta visa permite suplementar el costo de las vacaciones mediante períodos de empleo temporal o informal)”.
En tanto, sumó: “La verdad que ha sido una experiencia hermosa que también ha tenido sus momentos. He sufrido el desarraigo no solo en lo cultural, sino en lo climático también. Es un país extremo en el frío, con temperaturas que llegan a menos 20 grados en invierno, que de por sí es demasiado largo. De los 12 meses que tiene el año, en Noruega más o menos 8 meses es invierno”, remarcó.
Hoy, desde Alemania, Lucía comentó también sobre lo que extraña de su tierra: “De Santiago extraño todo, absolutamente todo. Más extraño a mi familia y a mis amigas, el saber que te tomas un colectivo o te tomas un remís y están ahí y vas a verlos y que no es lo mismo que hablar virtualmente, digamos con la conectividad, eso es lejanía. También la comida se extraña mucho, particularmente el asado, la carne”.
Respecto de las preguntas que le hacen en el exterior, destacó: “La gente lo que más me pregunta aquí de dónde soy, bueno soy morocha y tengo el pelo negro, de Argentina, tienen la idea de que el argentino es porteño, entonces creen que soy colombiana o venezolana”.
Para finalizar, dejó un positivo mensaje que es parte de su rica experiencia: “Es lindo compartir este tipo de experiencias y el espacio que ustedes como medio le dedican, ya que a lo mejor hay muchos jóvenes que quieren hacer lo mismo y desconocen el tema. La verdad es que no es tan imposible y difícil como parece. Hay que animarse, el miedo va a estar siempre. Pero hay que hacer las cosas que uno siente, aun con miedo”, remarcó la santiagueña que tiene presente su origen, que puede estar lejos, pero su corazón logra latir en una frecuencia única de Santiago del Estero.
