El papa Francisco convertirá el próximo sábado a Vicente Bokalic Iglic, arzobispo de Santiago del Estero y primado de la Argentina, en cardenal.
El hermano Cristian Viscardi fue el designado por Bokalic Iglic como su “secretario” en la previa al nombramiento. Ambos arribaron el pasado 30 de noviembre a Roma, Italia.
“En estos días, simplemente, nos acercamos a las oficinas de la Santa Sede del Vaticano para interiorizarnos en los detalles de la ceremonia y conocer un poco los lugares donde se desarrollarán las celebraciones”, comentó Viscardi, en diálogo con el equipo de Nuevo Diario.
El hermano señaló que “Santiago es la primera vez en la historia que tiene el regalo de tener un arzobispo con el título de cardenal”, por lo tanto, “la diócesis (sic) no está acostumbrada a todo esto, entonces, estamos ensayando”.
El misionero reveló que tanto él como el arzobispo no esperaban vivir esta experiencia. “Contentos, emocionados por conocer la realidad de la curia del Vaticano”, expresó.
Al religioso le pareció importante recordar que el título de cardenal “no es honorífico”, sino que el Papa pretende que sea “un servicio a la Iglesia universal”.
“Estamos intentando, sobre todo monseñor Vicente en esta nueva misión, vivir este título en espíritu de servicio a toda la Iglesia y, sobre todo, a la persona del Papa”, resaltó.
Viscardi, que definió al primado como un misionero “entregado a las periferias”, se ocupa de ayudar a Bokalic Iglic en las cuestiones burocráticas.
La carta del Santo Padre a los cardenales
Con la creación cardenalicia, entrarás a formar parte del clero de Roma. ¡Bienvenido! Una pertenencia que expresa la unidad de la Iglesia y el vínculo de todas las Iglesias con esta de Roma.
Te animo a que tu cardenalato encarne aquellas tres actitudes con las que un poeta argentino —Francisco Luis Bernárdez— describía a san Juan de la Cruz, pero que nos viene bien también a nosotros: «ojos altos, manos juntas, pies desnudos».
Ojos altos, porque tu servicio exigirá ampliar la mirada y ensanchar el corazón, poder mirar más lejos y amar más universalmente con mayor intensidad. Entrar en la escuela de su mirada —Benedicto XVI— que es el costado abierto de Cristo.
Manos juntas, porque la Iglesia lo que más necesita —junto con el anuncio— es tu oración para apacentar bien la grey de Cristo. La oración, que es el ámbito del discernimiento para ayudarme a buscar y hallar la voluntad de Dios para nuestro pueblo, y seguirla.
Pies desnudos, tocando la aspereza de la realidad de muchos rincones del mundo embriagados de dolor y sufrimiento por la guerra, la discriminación, la persecución, el hambre y numerosas formas de pobreza que te exigirán tanta compasión y misericordia.
Agradeciendo tu generosidad, rezo por ti para que el título de “servidor” —diácono— opaque cada vez más al de “eminencia”.
Reza por mí y que Jesús te bendiga y la Virgen Santa te acompañe.