¿A qué ha vuelto Cristina Kirchner a Buenos Aires? Llegó para retomar la iniciativa política, dejar atrás la imagen de acorralamiento que dejaron los allanamientos del juez Bonadío a sus propiedades sureñas, y amplificar su contradenuncia de que es víctima de una “persecución política”. Pero otra versión inquietante daba vueltas: que tendría información de un próximo allanamiento a su propia casa de El Calafate y quiere evitar estar presente.
Cristina llega también con el famoso segundo semestre recién iniciado, motivo de balances negativos en torno a las promesas de mejoras que había hecho el actual gobierno, porque la economía sigue estancada y las mentadas inversiones nunca llovieron, ni tampoco llegaron modestamente.
El panorama para CFK es más complejo que su anterior incursión a Buenos Aires a mediados de abril. La detención in fraganti revoleando millones de dólares del ex secretario de Obras Públicas, José López, fue una bomba cuyas consecuencias no se disipan.
El bloque del FpV no ha parado de desgajarse
El mayor espacio de poder del cristinismo es el bloque de diputados del FpV, y no ha parado de desgajarse. Otros 9 diputados (3 misioneros, 6 del Movimiento Evita) se fueron tras el caso López. Ese bloque tenía un centenar de legisladores en el verano y ahora quedan 70. Pero además ya no tiene poder: el Gobierno negocia con el massismo y el peronismo disidente. Y con el FpV en el Senado, que sigue la lógica dialoguista de los gobernadores y no reporta a Cristina. El titular del PJ, José Luis Gioja, fracasó en su movida para fracturar el bloque y formar un espacio disciplinado al partido. Pero la jugada volverá a plantearse desde agosto, y dependerá del manejo de los tiempos que quieran darle los gobernadores del PJ.
