Cada 23 de mayo se conmemora en todo el país el Día del Cine Nacional, una fecha que rinde homenaje al estreno de la primera película argumental argentina: La Revolución de Mayo. El film fue proyectado por primera vez en el Teatro Ateneo de Buenos Aires, un día como hoy, pero de 1909, marcando el nacimiento oficial de la cinematografía nacional.
Un hito en la historia del cine argentino
Dirigida por Mario Gallo, inmigrante italiano oriundo de Barletta, La Revolución de Mayo fue un largometraje pionero en retratar con lenguaje cinematográfico un hecho clave de la historia nacional: los sucesos de la Semana de Mayo de 1810, que desencadenaron el proceso de independencia.
Estructurado en quince cuadros, el film presenta una recreación teatralizada y simbólica de los debates, las revueltas administrativas y la proclamación de la Primera Junta de Gobierno, encabezada por Cornelio Saavedra. Aunque Gallo se tomó algunas licencias históricas —como la inclusión del general San Martín, quien aún no había arribado al Río de la Plata en 1810—, la película es reconocida como el primer intento serio de construir una narrativa nacional a través del cine.
Una puesta en escena artesanal
La obra de Gallo, influenciada por el cine francés de estilo film d’art, fue realizada con recursos escénicos simples pero innovadores para su época. La cámara permanecía fija, en un gran plano general, mientras los telones de fondo eran manipulados manualmente por asistentes para cambiar las escenas. Fue filmada en formato de 35 mm, luego reducida a 16 mm en 1955 y restaurada en 2009 por Cinecolor Argentina, con motivo del 65.º Congreso de la FIAF (Federación Internacional de Archivos de Films).
El elenco estuvo integrado por Eliseo Gutiérrez, César Fiaschi y el propio Gallo, quienes dieron vida a los personajes históricos en una puesta de tono solemne y fundacional.
El legado de Mario Gallo
Luego del estreno de La Revolución de Mayo, Mario Gallo continuó con una serie de películas de contenido histórico que consolidaron su rol como pionero del cine argentino. Entre ellas se encuentran La creación del himno, Himno Nacional Argentino, Güemes y sus gauchos (todas de 1910), Juan Moreira (1913), y La batalla de San Lorenzo (1912), entre otras.
Estas producciones contribuyeron a forjar una identidad visual y narrativa del país desde el cine, en una etapa donde este nuevo arte comenzaba a adquirir forma y fuerza como medio de expresión cultural.
Las películas que dejaron huella
A lo largo de las décadas, el cine argentino supo construir una identidad propia, con obras que recorren desde el drama social hasta el humor costumbrista, pasando por el cine político, el policial y la experimentación artística. Entre las mejores películas argentinas reconocidas tanto por la crítica como por el público, se destacan:
"La historia oficial" (1985), de Luis Puenzo: ganadora del Oscar a Mejor Película Extranjera, abordó con valentía el tema de los desaparecidos durante la dictadura militar.
"El secreto de sus ojos" (2009), de Juan José Campanella: también ganadora del Oscar a Mejor Película Extranjera, combina suspenso, romance y crítica social en una narración atrapante.
"Nueve reinas" (2000), de Fabián Bielinsky: un thriller policial que marcó una nueva etapa en el cine comercial argentino.
"Relatos salvajes" (2014), de Damián Szifron: una antología de historias cargadas de tensión y humor negro, que se convirtió en éxito internacional.
"Pizza, birra, faso" (1998), de Bruno Stagnaro e Israel Adrián Caetano: referente del llamado nuevo cine argentino, con una mirada cruda y realista sobre los sectores marginados de la sociedad.
Un presente de producción y proyección
Hoy, el cine argentino continúa consolidándose como una herramienta de expresión artística y reflexión social. Festivales nacionales e internacionales siguen reconociendo el talento de directores, actores y guionistas que mantienen viva la llama del cine nacional.