Faltan segundos. El partido está a punto de expirar. Los Tarcos los tienen acorralados contra el ingoal de Old Lions. El resultado es 29 a 26 a favor del quince santiagueño. El escenario es la mismísima cancha de los tucumanos. Los hinchas asoman sus cabezas ya de pie. El referee advierte.
“Un penal más y es trypenal”. Old Lions aguanta la respiración. Otro scrum y menos oxígeno. La araña se arrastra y la historia también.
El juez pita el final y saltan las lágrimas. Se confunden en abrazos jugadores, familias y simpatizantes.
La gloriosa noche en Tucumán será recordada. Es la primera vez que un equipo santiagueño logra tan hazaña de coronarse campeón del NOA. Pero el triunfo es del rugby santiagueño.
Es imposible que los pensamientos no se remonten a aquellos muchachos que en 1982 desmontaban un predio lleno de arena y jumiales en la lejana Alsina y costanera.
Los “Julito” Montenegro y los Luna, y miles y miles de apellidos. Esas almas que siguen allí trabajando.
Y que anoche habrán celebrado la obtención de la Copa de Oro del NOA, vaya a saber en qué lugar del universo.
Por Claudio Soria de la Redacción de Nuevo Diario.
