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Opinión Columna de Economía Popular

Un modelo de país, pero tan solo para 10 millones de argentinos

Federico Scrimini / Economista / CyAC

Tantas columnas de Economía Popular tocando tantos temas importantes podrían resumirse en una sola que sintetice el problema de fondo. Es bueno hacer este resumen de vez en cuando. Tener una visión en perspectiva que nos permita ver todo el bosque, además de observar los arbolitos por separado. Ya hemos desarrollado en nuestras columnas muchas de las cuestiones relevantes que hoy vamos a relacionar entre sí.

¿Y cuál es ese problema de fondo? El problema es el modelo de país que queremos. ¿Un país para unos pocos o un país para todos los argentinos?

 

La famosa herencia

A continuación vamos a terminar con la mentira de Cambiemos y todos los economistas, periodistas y operadores pagos por este gobierno.

Según ellos venían a solucionar los problemas que arrastramos hace 70 años. Encontraron un país en marcha, una economía funcionando y en crecimiento: el PBI creció en 2015 un 2,7%, según el propio Indec actual. Con una de las tasas de desocupación más bajas de nuestra historia. Con una pobreza estructural también de las más bajas de la historia. Una de las mejores distribuciones del ingreso funcional: 50/50. 50% de la torta para los trabajadores, 50% para los empresarios dueños del capital. Está claro que hay millones de trabajadores y solamente unos miles de empresarios. Pero esta es la esencia del sistema capitalista. Que se podían mejorar aspectos del sistema a diciembre de 2015, por supuesto. Todavía no se comprende por qué los ricos y la clase media de las grandes ciudades pagaban tan barato los servicios.

Cambiemos encontró un país con actividad industrial, había crecido un 100% durante los 12 años kirchneristas. El campo con cosechas récords, más del 100% de crecimiento de toneladas cosechadas en esos 12 años. Una jubilación de casi el 82% móvil del salario básico. Con una cobertura de más del 90% de mayores de edad jubilados y pensionados. Con la niñez más carenciada cubierta por la Asignación Universal por Hijo. Con alumnos de menores recursos recibiendo netbooks. Con un Procrear accesible fondeados por el FGS de la Anses. Con un FGS de $ 900.000 millones, lejos de cualquier quiebra. Dentro de los 8 países del mundo con tecnología satelital. Más de 1.200 científicos repatriados que se habían ido en 2002. Con una deuda total del 45% del PBI, y de ese total, solo un 14% en dólares. Un país desendeudado... justamente por eso Cambiemos nos pudo meter en este berenjenal de deuda externa impagable. Los problemas que teníamos eran manejables. Inflación en baja (todavía Cambiemos no la pudo bajar a esos niveles del 24%) y un déficit fiscal normal para un país en marcha.

 

Modelo Cambiemos

Todos los problemas manejables que encontraron, Cambiemos los transformó en inmanejables. Empeoró todos. No tiene ni un solo número bueno para mostrar.

A rigor de verdad, las finanzas personales de los integrantes del ejecutivo, socios, parientes y amigos sí: llenos de dólares futuro, blanqueo de capitales mal habidos, todos los negociados habidos y por haber son de ellos. Los bancos, con semejante bicicleta financiera, tuvieron ganancias extraordinarias (de a $ 28.000 millones por mes). Las mineras y los grandes exportadores de granos. Entre ellos se fugaron 60.000 millones de dólares que pagaremos hasta nuestros tataranietos. Estos son los únicos pocos ganadores del modelo.

Entonces, ¿cómo es esto? Antes vivíamos todos mejor y estábamos desendeudados. Hoy vivimos todos menos ellos peor y encima, con una deuda impagable y con un ajuste permanente por venir.

Este modelo que Cambiemos nos propone, en realidad, cuando hablamos con números e historia, cierra solo para 10 millones de argentinos. Y si Cambiemos vuelve a ganar las elecciones este año, intentará dejarnos como Chile, México o Brasil, donde la clase trabajadora se acostumbró a vivir mal paga, sin jubilación digna, sin vacaciones pagas, totalmente flexibilizados, sin derechos a nada, donde la educación es un bien de lujo. Estamos a tiempo. No hay que votar en contra de nuestros propios intereses. Queremos un país para todos los argentinos. Es posible. Lo sabemos porque ya lo vivimos.

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