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Opinión Con el aumento de la edad la sexualidad cambia, pero no desaparece

El sexo en los tiempos de la nueva longevidad

Diego Bernardini (*)

Infobae

 

Armando llegó a mi consultorio con 84 años, un gran dolor de cadera que le dificultaba la deambulación y muchas ganas por hacer cosas, entre ellas, las que el resto de las personas, en general más jóvenes que él, piensan que no se puede disfrutar pasados los ochenta, como el sexo. Armando no solo disfruta de su vida sexual pasados los ochenta, sino que lo hace con su compañera que no es su pareja de toda la vida, ya que enviudó hace muchos años.

 

Hoy hablar de sexo en nuestras consultas es algo rutinario, aunque muchas veces no estemos o no nos pensemos preparados para abordar ese tema.

Nunca como hoy ha existido tanto interés en este asunto. Mucho de esto tuvo que ver con la aparición del Viagra, y también de otras ayudas que mejoran o provocan mayor deseo y, por qué no facilitar erecciones fulminantes, lubricaciones generosas o reducir el disconfort que para muchas personas implica el acto sexual. La sexualidad a medida que pasan los años va cambiando como cambia nuestro organismo, pero eso no significa que desaparezca el deseo ni el placer.

 

Hay dos puntos que sí son importantes considerar cuando se habla de sexo y personas mayores: la actividad sexual es muy importante en la vida de muchas personas mayores; existe una tendencia al declinar de la actividad sexual con el aumento de la edad.

 

Tener en cuenta estos dos puntos debe hacernos cuanto menos no menospreciar la importancia y mucho menos evitar tocar este tema en la consulta médica. Aspectos como la naturaleza de las relaciones sexuales actuales, el pasado y el presente desde el punto de vista comparativo, la frecuencia y el tipo, así como los cambios que el devenir del tiempo ha provocado en nosotros mismos deben ser considerados y analizados al hablar de sexualidad. Estos aspectos pertenecen a la esfera de la intimidad y muchas veces observamos como prejuicios y mitos intentan convencernos de que las personas mayores viven un declinar de posibilidades sin opción.

La actividad sexual cambia como cambia la vida, como cambiamos nosotros, las personas. Se adquieren nuevas modalidades, se abandonan otras y cambian las frecuencias.

 

Todo ello hoy modulado por la nueva intensidad que impone esta forma diferente de vivir los años, años de una nueva longevidad. Parte de este cambio parecería ser más en lo cuantitativo que lo cualitativo. Quizás por eso suene más relajado escuchar el famoso comentario “más vale calidad que cantidad”, algo que por lo visto Armando tiene muy claro. Son tiempos de cambiar miradas y prejuicios, son tiempos de nueva longevidad y muchas veces el cuerpo y alma lo saben.

 

(*) El autor es médico de familia, doctor en Medicina (Universidad de Salamanca, España).

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