La vida de Mama Antula y su ministerio apostólico estuvieron rodeados de hechos y gestos prodigiosos que fueron interpretados a la luz de la fe como “milagros”.
El papa Francisco en la Audiencia General del 2 de febrero de 2022 señala: “Los santos no ‘hacen milagros’, sino que son simplemente los vasos a través de los cuales actúa la gracia de Dios. Los santos son intercesores que rezan por nosotros, y el Señor nos da la gracia a través de ese santo”. Es este el contexto desde el cual hay que interpretar los signos prodigiosos que le atribuyen a Mama Antula; son gracias especiales que Dios le da su pueblo a través de la beata.
De los muchos prodigios que se le atribuyen a Mama Antula solo comentaremos dos. Pero, sin perder de vista, que el gran prodigio de la beata fue llevar a Jesús a miles de hermanos y lograr su conversión.
Multiplicación de los alimentos y del pan.
La misma beata refiere al padre Juárez el 9 de octubre de 1780: “El alimento, aunque no hay fincas visibles, lo da Dios muy sobrante, excesivo y sazonado, con que logro complacer a todas las que lo participan, quienes a más de esta dicha que logro no recusan mezclarse (hablo de las señoras principales) con las pobrecitas domésticas, negras y pardas que admito con ellas. Ya se hace indispensable valerme de estos humildes arbitrios, para no malograr ni perder el fruto que ofrece el mismo Jesucristo, que jamás fue aceptador de personas”.
Otro de los signos prodigiosos que me ha llamado la atención es el de la provisión de agua. Que interpreto libremente. La hermana Cayetana, y pariente de María Antonia por parte de su abuela materna, afirma: “Una vez pidió le vendiese agua un aguador, como se usaba antes llevarla por las calles, negándosela este como a impertinente, ella ordenó fuesen a ver las tinajas y depósitos y las hallaron con agua; y el vendedor no pudo despachar la que llevaba en todo el día”.