
En esta sección, el Multimedio (Nuevo Diario, LV11 y El Multimedio Play) tiene la oportunidad de recorrer las calles de Santiago, visitando a los vecinos y conociendo historias que resuenan en sus calles.
En esta oportunidad recorrimos las veredas de un barrio muy querido, que enfrenta nuevos desafíos actualmente, el barrio Sarmiento.
La casa del campeón
Este lugar ha sido testigo del surgimiento de talentos deportivos que han alcanzado reconocimiento a nivel nacional e internacional.
Juan Domingo Córdoba “El Chango” o “Panza”, destacado boxeador que llegó al campeonato mundial de la categoría Minimosca de la OMB, es un orgulloso hijo del Bº Sarmiento. Él, junto a su familia, ha sido un pilar en la comunidad, especialmente a través de la escuela de boxeo Los Córdoba, un espacio dedicado a la formación de futuros boxeadores y la promoción del boxeo recreativo.
Al ser consultado sobre su vínculo con el barrio, Juan Domingo expresó: “El barrio Sarmiento es todo para mí. Aquí crecí y aquí vivo con mi querida madre, Martha Orellana, quien a sus 81 años no la está pasando bien. Los años no vienen solos y es nuestro deber cuidar y apoyar a nuestros seres queridos”.
Desafíos
Sin embargo, detrás de los logros deportivos, el barrio Sarmiento enfrenta una serie de desafíos sociales que afectan a sus residentes. José Córdoba, entrenador de boxeo y parte fundamental de la comunidad, señaló algunas de estas problemáticas: “Hay muchísimos problemas como en todos los barrios, como la inseguridad a los robos de cables”, comentó.
José Córdoba también hizo hincapié en la difícil situación con la que se enfrentan las autoridades locales para abordar estas cuestiones. “Por un lado, las autoridades hacen lo que pueden. Iluminan una calle y al otro día se llevan todo o lo destruyen. Son temas que, hasta el momento, no tienen solución y lo más preocupante es que la tendencia indica que no hay manera de frenar; es decir, crece día a día”, agregó.
El semillero
A pesar de los desafíos, el barrio Sarmiento sigue siendo un semillero de talento y un ejemplo de resiliencia. Personas como Juan Domingo y José Córdoba continúan trabajando arduamente para impulsar el desarrollo de la comunidad y brindar oportunidades a las generaciones futuras.
El legado deportivo y la lucha por superar las adversidades hacen del barrio Sarmiento un lugar único, donde el espíritu de superación y la solidaridad se entrelazan en cada rincón.
“Yo amo a mi barrio”
Caminando las veredas del barrio, Nuevo Diario llegó a la casa de Gabriel Juárez, quien hace más de 50 años que vive en el barrio.
“Yo me crié aquí, mi madre es de aquí y no me pienso ir nunca de mi barrio, la verdad que amo vivir aquí”, comentó.
Sobre la inseguridad afirmó que “de noche, si conoces, es muy tranquilo. No roban aquí, o sea hay delincuencia como en todos lados, pero no es que no podemos salir a cualquier hora. Se anda tranquilo”, comentó.
Por su parte, hizo hincapié en el trato con los vecinos. “Todas las personas son respetuosas, no vas a ver que se falten el respeto o que se lleven mal. Uno sale a comprar el pan y todo el que pasa saluda, esas costumbres de buen trato se han ido manteniendo, y creo que no en todos lados es así, por eso me encanta vivir aquí y creo que nunca me iría”, comentó.
“Este lugar es nuestro mundo”, aseguró Lucio Díaz
Lucio Díaz, uno de los vecinos más antiguos del barrio Sarmiento, compartió sus reflexiones sobre la visita de medios locales al área y ofreció una mirada profunda sobre los desafíos y cambios que ha experimentado la comunidad a lo largo de los años.
En primer lugar, Díaz expresó su gratitud a Nuevo Diario y LV11, la radio emblemática de los santiagueños, por su interés en visitar el barrio.
Al describir el barrio, Lucio Díaz lo calificó como “nuestro mundo”, destacando la profunda conexión emocional y social que los residentes tienen con su entorno.
El vecino también mencionó un reciente esfuerzo de la Municipalidad para mejorar la iluminación de la calle Posadas, que fue recibido con entusiasmo por la comunidad. Sin embargo, lamentó que horas después de la instalación de las nuevas luminarias, estas fueron objeto de robos y vandalismo, lo que pone de relieve los desafíos persistentes en materia de seguridad y convivencia en el barrio.
Rosa: “Me largué a llorar cuando vi que el Estado Nacional no reparte los alimentos”
Rosa Alderete compartió su conmovedora historia y las difíciles realidades que enfrenta su comunidad, resaltando la necesidad urgente de apoyo y solidaridad para aquellos que más lo necesitan. La vecina mantiene un comedor independiente, para unos 30 niños del barrio Sarmiento. “Nuestro barrio es hermoso, pero hay un sector que está en terapia intensiva”, afirmó. “Gracias a Dios puedo ofrecerles un plato de mazamorra, arroz con leche, pizzetas y cuando cobro mi jubilación les hago pan de polenta o un guiso con salchicha, pero para la carne de vaca o pollo no alcanza”, expresó Rosa.
“Antes se peleaban entre las bandas, ahora ya podemos salir tranquilos”
Todos los vecinos a los que entrevistó Nuevo Diario destacaron lo mismo: los momentos de las peleas por los territorios de las bandas en el barrio Sarmiento. Al ser consultados al respecto, todos y casi en unísono respondían “antes no se podía ni caminar por la vereda, ahora es distinto, podemos salir tranquilos”.
En este contexto, Nuevo Diario habló con Elena de Díaz y Héctor Díaz, dos vecinos de toda la vida del barrio, quienes expresaron su preocupación. “El barrio se tranquilizó bastante. Antes había muchísimas peleas, ya que existían dos bandas que se peleaban por el territorio. De los vecinos de toda la vida no tengo nada que decir, gente buena, gente trabajadora y respetuosa. Pero ahora la historia es otra”, comentó doña Elena, de 77 años. Ella y su esposo, don Héctor, de 81 años, han sido testigos del cambio en la dinámica del barrio, que ahora enfrenta desafíos relacionados con la delincuencia y el consumo de drogas.
“La Policía anda, patrulla, se la ve, pero aun así son muchos los casos de delincuencia, como en todos lados, pero con respecto a la droga, aquí es un tema delicado”, agregó doña Elena.
Por su parte, don Héctor compartió su preocupación por el vandalismo en el barrio, especialmente, los ataques a la infraestructura pública. “Ahora se las agarraron con los cables, roban a todas horas, no sé cómo hacen para sacar semejantes cables a esa altura, también es una lástima cómo las lámparas del alumbrado público no duran nada, las rompen, hasta a los postes de luz les prenden fuego”, expresó, señalando el daño irreparable que estos actos de vandalismo causan a la comunidad.