
Sentado a la sombra de un inmenso gomero, en la puerta de su casa, Juan Bejarano está horas y horas esculpiendo una imagen que será clave en la beatificación de Mama Antula: El niño Manuelito. Aunque le cueste aceptarlo -por su humildad manifiesta- el reconocido escultor santiagueño tiene la noble misión de esculpir la imagen del pequeño Niño Jesús pasionario que María Antonia lo daba a besar por la calle, asistía a los enfermos, parturientas y agonizantes. Este Niño la acompañó cuando caminó descalza los casi 1.000 kilómetros desde Santiago del Estero a Buenos Aires, apoyada en una Cruz.
Bejarano contó que también salió de sus manos “el sagrario y el Cristo” que están listos y que también formarán parte de la ceremonia.
Las imágenes serán montadas el 23 de septiembre; en cuanto al Niño Manuelito, posterior a la beatificación, quedaría en la Catedral.
La escultura es de algarrobo negro, pesa 18 kilos y mide 78 centímetros y sólo faltan algunos detalles para terminar la obra acabada a escofinas y lijado.
La imagen muestra al Niño en estado de reposo con detalles que denotan perfección.
El escultor agregó que siempre trabajó en la línea de arte religioso, razón por la cual le encomendaron esta “tarea sagrada”. Dijo que estas obras “no son una mera imagen, no es sencillamente agarrar una madera y empezar a cortar. La creación tiene una etapa previa de la gestación de la idea y profundizar”.