El sobrepeso y la obesidad, desde una perspectiva biológica, es un problema de salud multifactorial y es uno de los factores de riesgo para las enfermedades no transmisibles (ENT); que son las principales causas de mortalidad y morbilidad en el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud, la obesidad es una pandemia de tipo no infeccioso, se estima que mueren 4 millones de personas adultas al año en el mundo como consecuencia del sobrepeso.
En Argentina, según el Ministerio de Salud, 6 de cada 10 adultos presentan un exceso de peso, y en niños y niñas, 30% tienen sobrepeso y 6% obesidad. Esto quiere decir que más del 50% de la población en Argentina tiene sobrepeso, esto aumenta el riesgo de tener más de 200 problemas de salud, como por ejemplo diabetes, hipertensión arterial, enfermedades respiratorias, problemas en los riñones, hígado y algunos tipos de cáncer. La obesidad es un problema de salud crónico, no aparece en un día ni se soluciona en una semana.
Al respecto, la Licenciada en nutrición Llebeili Araceli, brindó su testimonio en diálogo con el Nuevo Diario: “Los riesgos que causan la obesidad y el sobrepeso son diabetes, dislipidemia, hipertensión arterial, problemas cardiovasculares, etc. Cada persona es distinta ya que poseen diferentes metabolismos, las diferencias son que en el sobrepeso, el IMC (índice de masa corporal) tiene un mayor a 25, y la obesidad un IMC mayor a 30. Cuanto más elevado es el IMC, más riesgo puede presentar una persona. Además pueden ser que algunas personas tengan mayor predisposición genética a padecer esta enfermedad o presentar alguna enfermedad de base que esto se traduciría en mayores riesgos para la salud” indicó.
“El 90% de mis pacientes en la provincia presentan sobrepeso u obesidad, y por lo menos un 40% presentan una resistencia a la insulina y diabetes, esto se debe al alto consumo de carbohidratos y el sedentarismo” afirmó.
También indicó que la obesidad es una enfermedad crónica que no tiene cura a corto plazo y que afecta a todos los órganos de nuestro cuerpo, indicando que es muy importante trabajar de forma interdisciplinaria, con un nutricionista, médico y psicólogo, ya que se debe a un factor más bien emocional que alimentario. También resaltó que no hay que realizar dietas estrictas ya que hay más posibilidades a la frustración y que se termine abandonando el tratamiento.
Con respecto al tema de las famosas cirugías bariatricas, que es una intervención que logra la reducción del estómago, la especialista expresó que: “Personalmente, no recomiendo este tipo de cirugías, ya que la persona con obesidad va a seguir teniendo el mismo pensamiento ya que no se trabaja en profundidad la educación alimentaria. Si admito que es algo que mejora el ánimo, autoestima y sobre todo ayuda en los casos de diabetes. La única consecuencia que vi en pacientes es que no toleran grandes cantidades de comidas y se sienten frustrados ya que el pensamiento de comer en grandes cantidades no lo cambiaron.”
Con el tema de la pandemia y la cuarentena, la licenciada manifestó que: “En general afloraron los trastornos alimentarios a raíz de esto, el encierro y el sedentarismo a muchas personas lo perjudico en lo emocional y buscaron refugio en la comida ya que era lo que más al alcance teníamos todos.” En última instancia, indicó que “con el estrés y la incertidumbre que se generó el año pasado no solo hubo problemas de trastornos alimentarios sino problemas gástricos como colon irritable, hemorroides, etc.”
Para prevenir el sobrepeso, la profesional explicó que: “La mejor manera de evitar la obesidad o el sobrepeso, es teniendo hábitos saludables y sostenibles a lo largo del tiempo. No hay un tipo de dieta o actividad física específica, ya que no todos tenemos el mismo metabolismo. Lo importante es dar el primer paso en querer cambiar y que sea algo progresivo para que pueda mantenerse.”
“La clave para mejorar la calidad de la alimentación es consumir lácteos descremados, carnes magras, aumentar el consumo de verduras, frutas, legumbres y semillas. Evitar gaseosas, harinas blancas, golosinas, frituras, ya que estas últimas producen más adicción y ansiedad” indicó.
También explicó que no hace falta prohibirse de los alimentos, sino reducir el consumo. Ya que si te prohíbes por un tiempo determinado un alimento, luego cuando se vuelva a consumir, el cuerpo lo absorbe y lo fija el triple. Lo importante es saber reducir de a poco la cantidad, “pequeños cambios hacen la diferencia”.
Respecto al tema de las dietas estrictas, la experta afirmó que “no es necesario una dieta estricta ya que el cuerpo no se adapta, se produce un descenso de peso por pérdida de masa muscular pero perdida de grasa que es lo más importante. No existe una dieta milagrosa, lo importante es cambiar los hábitos, tener paciencia y sobretodo enfocarse en el proceso para disminuir la ansiedad.”
Además explicó que es posible bajar de peso sin necesidad de una dieta, mejorando la calidad de los alimentos y complementando con actividad física, lo primordial es que uno sea constante y este comprometido. Lo importante no es lo que comes, sino como lo combinas y en qué cantidad lo consumes.
En referencia a la reciente ley de etiquetado frontal en los alimentos, la profesional manifestó su opinión: “Me parece bárbaro, ya que esta ley apunta a advertir a la sociedad sobre los productos que tienen un alto contenido de grasas, sodios y azucares, y de esta forma, ayuda a la sociedad a combatir la obesidad, hipertensión y riesgos cardíacos, la población va a ser más consciente de los alimentos que consumen.”
“El marketing y la publicidad va a desaparecer, ya que está prohibida la publicidad, promoción y patrocinio de los alimentos y bebidas envasados que contengan al menos 1 sello de advertencia. Ahora el consumo o no del alimento va a depender de cada uno, yo creo que ahora todos vamos a tener más conciencia ya que es fácil de entender el etiquetado y muy legible. Esto es clave para prevenir la malnutrición en la población y reducir las enfermedades crónicas no transmisibles” finalizó.