Este lunes, la jueza María Eugenia Capuchetti, que avanza en la causa del intento de asesinato en perjuicio de Cristina Fernández de Kirchner, decidió no secuestrar el teléfono de Gerardo Milman, acusado de conocer de antemano el presunto plan de homicidio y potencialmente haber colaborado en él.
Capuchetti, que ya fue objetivo de recusaciones por parte de la defensa de la Vicepresidenta de la Nación, basó su decisión en que Milman, además de tener fueros, no está formalmente imputado en la causa. Sin embargo, accedió a emprender acciones contra Carolina González Mónaco, otra de las asesoras del legislador del Pro.
Esto ocurre tras la ampliación de la declaración de Ivana Bohdziewicz, que denunció presiones y reveló que Bullrich mandó a eliminar, con un perito especializado y "de confianza", toda la información de los teléfonos del diputado y sus secretarias, luego de que otro funcionario denunciara haber escuchado a Milman decir "Cuando la maten (a Cristina), yo estoy camino a la costa", en el bar Casablanca, días antes del intento de homicidio.
Este es el avance más reciente de lo que se conoce como la "Pista Milman", una de las franjas más trabadas de la investigación por la imposibilidad de obtener información certera con relación al parlamentario opositor, ya sea por el encubrimiento que hubo detrás y por los fueros que lo protegen de la ley.
Mientras tanto, desde el oficialismo siguen insistiendo en la "inoperancia" de la jueza al frente de la causa, María Eugenia Capuchetti, quien ya obtuvo el visto bueno con parte de la Corte Suprema de Justicia para seguir ejerciendo sus funciones. Lo que no hay que olvidar es que el máximo tribunal se encuentra involucrado en un oscuro entramado que no avanza judicialmente, pero que podría revelar dádivas, tráficos de influencias y otros delitos graves.
Por Facundo Xavier Ferrera Flores, para Nuevo Diario