La tarde del sábado arrancó con fuertes declaraciones de Patricia Bullrich, la presidenta en licencia del PRO y precandidata presidencial, que fue denunciada el día de ayer por administración fraudulenta y ejercicio de funciones no autorizadas a través de su partido político.
A pesar de que no se pronunció sobre esto último y "Pato" espera que se convierta en noticia vieja de la que no tenga que dar declaraciones, hoy reveló parte de lo que sería su plan económico en caso de llegar al sillón de Rivadavia. Para "proteger el bolsillo", dice, instauraría en su hipotético mandato una política bimonetaria, en la que se puedan usar tanto dólares como pesos como moneda corriente. Según sus palabras, esto dotaría a la población de una "capacidad de pensar a más largo plazo y no estar todos los días pensando que pierde su poder adquisitivo".
Lo que quiere decir Bullrich con esto es, básicamente, dolarizar. Convertir el dólar en moneda corriente significaría la extinción paulatina del peso argentino, puesto que ni los argentinos ni ninguna nación confía en su figura como una reserva de valor, bajo el irrebatible argumento de la creciente e imparable inflación.
Esto sería un plan crematístico factible, pero genera un ruido terrible y supone una contradicción para la exministra de Seguridad de la Nación que, una vez más, pisa sus propias palabras. El 20 de abril de este año, "Pato" salía al aire en la Radio FM Urbana Play a rechazar tajantemente la dolarización propuesta por Javier Milei, y defendía fervientemente la moneda nacional.
"Nosotros queremos mantener la moneda nacional, son muy pocas las experiencias de dolarización en el mundo que han sido exitosas", sostenía radialmente, para poco más de dos meses después proponer un régimen bimonetario.
A pesar de que la denunciada política haya rechazado la invitación de Milei para conformar un espacio junto a Macri, sus propias declaraciones evidencian un lineamiento afín al "león" libertario, fortalecido por su reciente alianza con Ricardo López Murphy, reconocido liberal, con quien trabaja muy de cerca.
Por Facundo Xavier Ferrera Flores, para Nuevo Diario
