Una fiesta clandestina que se desarrollaba en un domicilio particular fue desactivada y fueron retirados doscientos menores en estado de ebriedad.
La situación sorprendió a los encargados del operativo, ya que pensaban que con las recomendaciones hechas públicas, y con la efectividad de las tareas desarrolladas durante los últimos días, habría menos casos de menores alcoholizados.
Del lugar se secuestró gran cantidad de bebidas alcohólicas y los equipos de sonido.