Alrededor de la una de la tarde de ayer, una estudiante de 15 años caminaba por la zona céntrica de la ciudad Capital. Al llegar a la altura de una obra en construcción, advirtió que un desconocido la acosaba con frases de alto contenido sexual. Se trataba de un empleado de la obra, a quien decidió enfrentar, a pesar de que el sujeto proseguía con el “chamuyo” sexual.
La menor sufrió una crisis de nervios por la dramática situación atravesada y llamó a su madre, residente en el barrio Los Telefónicos. Seguidamente, se presentó el padre de la estudiante, quien trató de agredir al presunto acosador sexual callejero. Sin embargo, hasta ese momento, el incidente ya había provocado la presencia del personal policial de la Comisaría Comunitaria Nº 1 y la Prevención de la Departamental 2, que logró contener al hombre y poner a salvo al sospechoso.
El hecho fue informado a la Dra. Cecilia Larred, representante de la Unidad Fiscal de Delitos contra la Integridad Sexual, quien ordenó que hoy se presentara en la Fiscalía la adolescente y su madre. Asimismo, dispuso que se identificara al obrero de la construcción de 22 años, quien se domicilia en el barrio Bosco II, en caso de tomar decisiones procesales en contra del sospechoso.
El acoso sexual callejero genera un impacto psicológico negativo
El acoso sexual callejero es una práctica no deseada, que genera un impacto psicológico negativo y que las personas, especialmente mujeres, pueden vivir varias veces al día desde los 12 años. El tipo de hechos limita la movilidad de las personas, coarta su autonomía y genera miedo a estar en los espacios públicos.
Los efectos del acoso se demuestran en acciones cotidianas de la víctima como:
* Cambiar los recorridos habituales por temor a reencontrarse con el o los agresores.
* Modificar los horarios en que transita por el espacio público.
* Preferir caminar en compañía de otra persona.
* Modificar su modo de vestir buscando desincentivar el acoso.
* Evitar salir a los espacios públicos.