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Los viajes en el tiempo como una aventura de fantasía y ciencia ficción ¿una fórmula imbatible o un recurso desgastado?

Por WEC (Ilustrador digital y periodista) - A lo largo de la historia esta temática ha dado al cine y la TV grandes producciones audiovisuales que ya están en la memoria colectiva

Sin duda alguna la aventura y una misión de “vida o muerte” son parte de una fórmula inagotable que ha dado grandes títulos y éxitos a la industria del Cine y la Televisión. Pero en esta nueva era, donde pareciera haber una crisis de ideas originales o una confusión por la exagerada tendencia de “reboots”-reinicios de franquicias que ya conocieron el estrellato, nos planteamos un interrogante acerca de la temática de viajes en el tiempo: ¿es una fórmula imbatible o un recurso desgastado?

Bueno, hay ejemplos claros de que se han dado éxitos rotundos y se construyeron franquicias gracias a esa temática. Un elemento claro como eje en la historia o en una narrativa que juega con el espectador. En el buen sentido ¿no? Puesto que, un viaje en el tiempo, es quizás uno de los deseos trillados que todo ser humano ha expresado tener en los últimos años. Luego de grandes descubrimientos que la ciencia ha logrado, ese debe ser uno de los más añorados, junto al sueño de poder volar por habilidad propia o poder teletransportarse quizás de un sitio a otro en cuestión de segundos.

Y frente a esta temática, podemos recordar grandes títulos que han sido respuesta clara a un modo, teoría o incluso paradigma sobre si es posible viajar en el tiempo, y de qué manera afecta esto en el transcurso real de los acontecimientos. Mientras algunas historias plantean la “consecuencia” de acciones en el pasado sobre el transcurso de eventos presentes o en el escenario futuro; otras historias, plantean la convivencia de realidades alternas o como hoy en día se conoce, como universos paralelos y más, multiversos.

La misión y el héroe

La figura del héroe y su aventura para poder cumplir algún mandato, una misión o poder concretar un objetivo, responden a la misma estructura que se conoce como “El viaje del héroe”. Para eso, tenemos que recurrir a un poco de teoría semiológica y semiótica, donde se aborda el concepto de monomito o mito único, conocido como viaje del héroe, que es un término acuñado por el antropólogo y mitólogo estadounidense Joseph Campbell. Que lo utiliza para definir el modelo básico de muchos relatos épicos de todo el mundo.

Este patrón, según tal concepto, está descrito por dicho autor en su conocida obra “El héroe de las mil caras” del año 1949. Campbell tomó prestado el término de “monomito” de la novela de James Joyce titulada “Finnegans Wake”, publicada en 1939 y obra que se caracteriza por su estilo experimental. También, es considerada una de las obras más difíciles de entender de la literatura del inglés.

Siguiendo esta línea, Campbell sostiene que los héroes de numerosos mitos de tiempos y regiones dispares comparten estructuras y desarrollos fundamentales, que aparecen resumidos en El héroe de las mil caras, donde plantea 17 etapas del monomito: La llamada a la aventura, el rechazo de la llamada, la ayuda sobrenatural, el cruce del primer umbral, el vientre de la ballena, las distintas pruebas, el encuentro con la diosa, la mujer como tentadora, la reconciliación con el padre, la apoteosis, el don final, la negativa a volver, el vuelo mágico, el rescate del exterior, el cruce del umbral de retorno, el maestro de los dos mundos y la libertad para vivir.

En cada producción sobre viajes en el tiempo, bueno la misión se plantea de una manera más clara. El eje central de su narrativa está posicionado en esto, en los juegos y artilugios de la temporalidad, y cómo esto afecta a los personajes.

¿Más de lo mismo?

Frente a este modelo de narrativa y la estructura de la historia, que comparten todas o casi todas las historias de viajes en el tiempo, el cine y la TV nos ha dejado algunos títulos que se merecen recordar. Pero que han abordado la temática desde diferentes perspectivas. Y que quizás planteen una posible respuesta al interrogante inicial de si es una fórmula que sigue funcionando hoy en el inicio del primer cuarto de este nuevo siglo o si ya ha agotado al público, o convive esta dualidad.

Bueno, grandes títulos se encuentran en la memoria colectiva de la gente, tales como la trilogía de “Volver al futuro”, donde el concepto de viaje en el tiempo se plantea como una consecución de eventos, y que cada acción emitida en el pasado ejerce una reacción inmediata en el estado presente de la misma línea temporal; Mientras que en “Terminator” (1984) de James Cameron, se plantea la historia de dos ciborgs enviados desde el futuro a ese “pasado” para dos misiones diferentes: uno debe asesinar a una mujer (Sarah Connor) que dará a luz a un hijo que liderará la revolución contra los ejércitos cibernéticos; y el otro, para protegerla.

También hemos visto el abordaje de otros títulos, desde perspectivas más complejas, con la convivencia de realidades alternas o paralelas, universos paralelos o multiversos. En películas como “El efecto mariposa”, “El jinete del tiempo”, “Avengers: endgame” o series como “Doctor Who”, “Outlander”, “Dark”, entre otras.

Lo cierto es que pareciera ser infalible ese recurso, pero ya agotó en algunas instancias al público. Puesto a que en un momento donde los recursos tecnológicos y visuales plantean posibilidades de lucir historias nuevas y originales, los realizadores y grandes productoras deciden inclinarse por “ir a lo seguro”, es decir, utilizar el recurso de viajes temporales para atraer a la comunidad que sigue eligiéndolo. Pero en esa tendencia subyace el germen de una autodestrucción lenta y corrosiva, que desmantela una nuestra propuesta y deseo por otros horizontes. El tema está en poder combinar ese recurso y no ser tan obvios al usarlo.

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