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Opinión #Opinión

La Narcisista en el divorcio

La semana pasada contamos cómo los psicópatas hombres utilizan las instituciones a su favor, en la columna de hoy les contaremos cómo es la situación cuando la psicópata es mujer.

La gente suele preguntarse por qué una víctima estuvo tanto tiempo en pareja con un manipulador patológico. Nosotros ya vimos que es debido a la “adicción a la ilusión”, generada por el “juego de la esperanza tóxica”. 

 

El manipulador, luego de generar un estallido emocional en la víctima, puede invitarla a tomar un café como si nada hubiera pasado y le propondrá hacer un pacto de paz (como veremos adelante, es lo que en el lenguaje de los sobrevivientes a narcisistas se denomina “falso pacto de paz”). 

 

Esto es algo que confunde, desorienta y angustia a quien, sensible a los problemas y sentimientos del otro, no comprende lo que está pasando porque hace un momento se hizo un pacto donde se prometió no repetir el ataque que provocó el estallido emocional y tan sólo instantes después se incumplió la promesa. Esta disonancia cognitiva en que queda sumergida la víctima, conlleva un nivel de violencia solapada altísimo.

 

Cuando ocurre el descarte y se acerca el divorcio, las psicópatas comienzan a trabajar sobre los hijos para en algún momento convertirlos en sucursales de sí mismas. 

 

Al principio la narcisista actuará como una víctima, interpretando a la perfección este papel que tendrá muy bien estudiado. Al saber qué les sucede a las verdaderas víctimas y cuál es el comportamiento de los psicópatas hombres, puede fingir enfermedades graves como el cáncer. También puede que invente un embarazo y luego dirá que lo perdió por los abusos (en algunos casos pueden mostrar estudios médicos de personas que están pasando por eso y decir que son de ella). Algunas, tienen comorbilidad con el síndrome de Münchausen y son capaces de dañarse para requerir atención médica.

 

Llegada esta instancia, la narcisista puede pedirle a su marido que no se separe poniendo como excusa a los hijos de la pareja. La culpa será la herramienta principal que la psicópata utilizará para manipular a su pareja y de este modo logrará obtener un convenio, ventajoso para ella y extremadamente injusto y desfavorable para su ex marido. 

 

Una vez el acuerdo se haya homologado en el juzgado, comenzará a castigar a su ex poniendo a sus hijos en contra de él. Esto lo hará de manera paulatina, tomándose su tiempo. Para conseguir que los hijos no deseen verlo, irá descalificándolo, difamándolo y mintiendo sobre él para generar dudas, temor y desconfianza. Si aún así, estos manifiestan la intención de ver a su padre, les generará sentimientos de culpabilidad, manipulándolos y mostrándose desolada para que “no quieran dejarla”.

 

Empezará a pedirle al ex, que se haga cargo de gastos que antes no tenían, como profesionales de salud mental, profesores particulares, actividades extra curriculares, etc…

 

El señor se encontrará pagando un monto de dinero exagerado y por otro lado ya casi no verá a sus hijos. Si se niega a darle ese dinero extra, la narcisista lo difamará frente al entorno. Al mismo tiempo seguirá controlando cada movimiento de su víctima, hostigándolo.

 

El padre sufrirá al ver que no puede hacer nada para neutralizar las manipulaciones, al igual que ninguno de sus seres queridos pudo hacer nada con él cuando la psicópata lo captaba en la fase del bombardeo amoroso.

 

Estadísticamente, cerca del 90% de los abusos sexuales son perpetrados por hombres. Una psicópata va a aprovecharse, sin ningún tipo de remordimiento, de los movimientos que con la más noble de las intenciones intentan proteger a mujeres y niños. 

 

Aquí se concreta la destrucción total de la integridad de la víctima: Lo acusará de abuso sexual (puede ser hacia ella o hacia los niños) y también de maltrato. La víctima tendrá que luchar por su inocencia. Experimentará un terrible desgaste económico y psicofísico. Los hijos quedarán muy dañados, llenos de conflictos por el ataque a la percepción que les hizo la psicópata. Finalmente, la víctima quedará arrasada por un sentimiento de impotencia, indefensión e injusticia.

 

Lamentablemente, este tipo de personas algunas veces suelen empañar con las acciones fruto de su psicopatía, los reclamos legítimos de todas las víctimas de abusos y la lucha de quienes, día a día, dedican tiempo, esfuerzo y medios para conseguir verdaderos avances en la igualdad de géneros.

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