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Opinión Estudiantinas

¿Fin de fiesta?

Una menor en grave estado de salud en el baño de un boliche por consumo de alcohol y ???presuntamente??? estupefacientes, fue el detonante que derivó en la decisión del jefe de Policía.

Fin de "fiesta". Se terminó. Ni un chico más derivado en ambulancia a un centro de salud por excesos en el consumo de alcohol. Y, en el peor de los casos el cóctel fatal de alcohol y estupefacientes.

 

Ni un empresario más de locales bailables incapaz de controlar la situación dentro de su establecimiento. Dos mil o tres mil adolescentes por día en los festejos por el inicio de la primavera son una cuestión en la que deberían haber aplicado todos los recursos tecnológicos y humanos posibles para evitar el descontrol.

 

Debería haber primado la protección de la integridad de los hijos de esta sociedad y no el ahorro de recursos en el afán de ganancias económicas. Los bolsillos como gargantas abiertas ávidas por devorar billetes. En términos comerciales, fríamente comerciales, el fin último del comercio.

 

¿Pero... a qué costo?

 

El jefe de Policía, con intervención y anuencia de la Municipalidad de La Banda y Proyecto Padres, dispuso la clausura del boliche que gira bajo el nombre comercial de Cayococo, ubicado en la autopista Juan Domingo Perón y que fue el epicentro del escándalo cuando una menor fue encontrada "perdida" en el baño, casi en un coma alcohólico.

 

La misma niña que le confesó a su madre, según se informó, haber fumado marihuana que —aparentemente— y por lo que pudieron observar los inspectores de Calidad de Vida de la vecina ciudad, estaba al alcance de todos en la puerta del establecimiento.

 

Los dealers también aportaron su nefasta presencia para que los organismos del estado actúen con el rigor del caso.

 

Fin de "fiesta". De la profana. De la que llena los bolsillos de algunos a costa de la salud física y mental de nuestros hijos.

 

Fin del verso: "Llegan borrachos al boliche". Pregunta simple: "Si borrachos llegan, ¿por qué los dejan entrar?. Patovicas, les sobran. Y no hay más discusión.

 

Se terminó la criminalización de la minoridad. Ellos no son los culpables.

 

Insisto: Ellos no son los culpables.

 

No fue sólo una niña en un baño vomitando alcohol al borde de la pérdida del conocimiento. Fueron centenares de adolescentes detectados en estado de ebriedad a la salida del boliche, hoy con fajas de seguridad en sus puertas.

 

Lo expresado, una medida ejemplificadora la de la Policía de la provincia, Proyecto Padres y el municipio de la ciudad de La Banda.

 

Ahora, queda en manos de los padres y de los propietarios de otros boliches el buen saber y entender que el desmadre no se puede trasladar a sus casas de fin de semana ni a sus establecimientos comerciales.

 

Porque el primer paso está dado. Y fue un paso de gigante.

 

De los que marcan una huella de no retorno para comenzar a transitar el sendero de la sensatez y la responsabilidad.

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