Durante el verano es muy importante no cortar la cadena de frío de los alimentos y prestar atención a cómo se los prepara, a los fines de evitar infecciones peligrosas. La leche exige un cuidado muy especial y es preciso tener en cuenta lo siguiente:
La que se comercializa puede estar envasada en tetrabrik o botellas, que pueden ser de plástico o de vidrio. En cualquiera de los casos, una vez abierto el envase, se rompe la barrera protectora que hay entre la leche y el medio externo. Por tanto, es necesario mantener el producto refrigerado, de manera que se inhiba la acción de los microorganismos.
Con el envase cerrado (siempre y cuando no sea sachet) no es necesario guardarla en la heladera porque está protegida del aire, la luz y los olores. Por eso, antes de abrir, puede conservarse a temperatura ambiente durante semanas o días, en función del tratamiento térmico al que se ha sometido.
Sus procesos
La leche pasa por varios procesos industriales para destruir posibles gérmenes. La esterilizada es la que se somete a 105 ºC-120 ºC durante unos 20 segundos para destruir todos los microorganismos. Tras el tratamiento, puede conservarse durante seis meses sin abrir.
Otro de los métodos es la pasteurización, donde la leche se somete a unos 70 ºC durante unos 15-20 segundos y se enfría hasta llegar a los 6 ºC. Con este proceso, se logran destruir los patógenos, aunque tras el tratamiento es preciso conservarla siempre en frío durante no más de una semana.
La leche UHT es la que se ha sometido a unos 140 ºC-150 ºC de dos a cinco segundos y su envase es aséptico. Puede conservarse unos tres meses. En cualquiera de los casos, el objetivo es alargar su conservación.
Cómo preparar una ensalada César
1 lechuga
2 rebanadas de pan
2 dientes de ajo
2 cdas. de aceite de oliva
1 cda. de mostaza
2 cdas. de jugo de limón
1 huevo
4 filetes de anchoas
2 cdas. de queso en hebras
Sal y pimienta
Lavar la lechuga y cortar las hojas del tallo, una vez limpias dejar reposar en agua con cubos de hielo. Quitar las cortezas al pan y tostar, cortarlo en cubitos y reservar. Triturar un ajo y mezclar con el aceite, rociar al pan con esta salsa y dejar macerar. En un bol colocar las lechugas cortadas a mano.