En el "Árbol de las 40 frutas" crecen ciruelas, albaricoques, cerezas, duraznos y nectarinas, entre muchas otras. Para crear este árbol Sam Van Aken se concentró en las especies que tenían hueso, comúnmente denominadas drupas en jerga botánica. Las frutas de hueso tienen una parte carnosa exterior que rodea la cáscara de las semillas. Los albaricoques, cerezas, melocotones, ciruelas, dátiles o mangos, entrarían dentro de esta clasificación.
Al proceso se lo denominó ‘escultura a través de injertos’, que desarrolla haciendo pequeñas incisiones en el tronco, en las que inserta una rama nueva de otro árbol que, después de atarla y encintarla, el corte se cierra y la rama comienza a crecer junto al tronco. El esplendor y la belleza de su obra se hace evidente durante la época de floración
Como árboles frutales destinados al consumo humano podrían resultar tremendamente útiles, ya que produciría pequeñas cantidades de varias frutas en distintas épocas del año.