
El sacerdote Renato Rasgido pasó su primera noche en el Servicio Penitenciario Provincial, en Capayán. Debieron pasar 422 días para que comenzara a purgar su condena. El 3 de abril de 2024, la Cámara de Sentencia en lo Criminal de Segunda Nominación lo declaró culpable en dos hechos de “abuso sexual simple” y dos hechos de “abuso sexual con acceso carnal”, ambos “agravados por ser ministros de culto”. El Tribunal, integrado por los jueces Silvio Martoccia, Miguel Lozano Gilyam y Mauricio Navarro Foressi impuso una pena de 15 años de prisión aunque mantiene la libertad hasta que el fallo quede firme. Hace 10 días, la Corte de Justicia no concedió el recurso extraordinario federal y para el supremo tribunal catamarqueño, la sentencia quedó firme. El jueves, la Cámara emitió una orden de detención pero ayer, alrededor de las 9, el cura se presentó en el tribunal donde lo habían condenado. Ya no podía salir; sólo quedaba esperar a que el móvil policial pasara a buscarlo para trasladarlo al Servicio Penitenciario Provincial.
Rasgido fue el primer cura denunciado por delitos contra la integridad sexual. Fue denunciado en Andalgalá, en marzo de 2014 y desde entonces, hasta ayer, pasaron más de 4.000 días. La denuncia la impulsó la madre de un adolescente. Pese a la imputación en su contra, Rasgido no fue privado de la libertad en ningún momento.
En el transcurso del tiempo, el proceso judicial hasta que llegara a ocupar el banquillo de los acusados fue largo. El 15 de febrero del año pasado ocupó el banquillo de los acusados de la Cámara de Sentencia en lo Criminal de Segunda Nominación y comenzó el debate en su contra y se desarrolló durante poco más de mes, en 21 audiencias, hasta el dictado de un veredicto condenatorio.
El cura Rasgido fue denunciado en Andalgalá en marzo de 2014
Ayer, su denunciante, recibió la noticia junto con su abogada, Silvia Barrientos, quien fue querellante en la causa. El Ancasti se contactó con la querella; la abogada comentó que vieron el video del cura esposado, mientras caminaba hacia la combi del Servicio Penitenciario, para ser trasladado al penal. Fue un momento de gran satisfacción.
Agravante
La causa del cura Renato Rasgido bien podría encuadrarse en un caso de abuso sexual en la infancia (ASI). Este tipo de ultrajes es una de las formas de violencia más extrema que niños, niñas y adolescentes pueden sufrir. No obstante, el dato más importante que advierten los profesionales en esta temática es que en la gran mayoría de los casos se trata de abusos sexuales intrafamiliares: padre, abuelo, hermano, tío o primo son los principales sospechosos. En este caso, Rasgido era el cura párroco de Andalgalá. Por ello, se agravaron los cuatro hechos imputados “por su condición de ministro de un culto religioso”.
“Se conocen las palabras legales. El agravante, en este caso, es para una persona que tiene muchas más obligaciones y responsabilidad de cuidar que las personas comunes”, indicó Liliana Rodríguez, psicóloga de la Red de Sobrevivientes de Abusos Sexuales Eclesiásticos.
Además, sostuvo que en muchos lugares, el sacerdote generalmente suele tener características carismáticas, va a todos los actos, es una persona muy conocida y va atrapando a la víctima- y, a la vez, es considerado como el representante de Dios en la tierra. “Cómo pensar que esa persona es quien está abusando de un niño de 13 años. Entra en el terreno de lo impensable, por lo doloroso. Hablamos del representante de una institución que debe proteger y cuidar. No sólo le robó la infancia a un niño sino que además estafó la confianza de una familia. La familia es una víctima; fue traicionada en su confianza y también en una comunidad”, recalcó.
“El imputado José Renato Rasgido, valiéndose de su condición de sacerdote, manipuló deliberadamente al chico por medio de regalos y ayudas económicas, aprovechándose de su situación de vulnerabilidad con el claro y único fin de satisfacer sus deseos sexuales. En tal empresa, evidenció una clara obsesión por el adolescente, mediante un hostigamiento y control permanentes no sólo por vía telefónica sino en los diferentes ámbitos en los que frecuentaba. Ante la resistencia del adolescente tuvo que recurrir a la violencia y amenazas para doblegar su voluntad a fin de concretar su designio criminal. Es un delito doloso”, se detalló en los fundamentos de la condena.
El joven recordó que había llegado, desde otra provincia, a Andalgalá. Una vez en esta localidad, comenzó a asistir al grupo juvenil de la parroquia. Conoció al cura Rasgido. Según sostuvo, el sacerdote comenzó a prestarle más atención porque “era el más chico y humilde del grupo”. Además, Rasgido comenzó a tener contacto con su madre, para poder ayudarlo económicamente. El imputado les cuestionaba por qué iba a una escuela pública; “allí se veían casos de droga y alcohol”.
El denunciante contó que su familia no tenía recursos económicos regulares. Solamente disponían de lo necesario para cubrir sus necesidades básicas. “Rasgido le decía que no sea mal amigo y le agradezca siempre lo que le daba”, se precisó.
Con información de El Ancasti