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Opinión ¿La iconoclastia como modo político?

No son los símbolos, es el peronismo.

Por Héctor Lovaiza.

Lic. en Relaciones Internacionales, para Redacción Nuevo Diario

El día lunes 17 de diciembre, la senadora nacional Juliana Di Tullio ( FdT) mediante un tuit, expuso el malestar por la quita de un retrato de Eva Perón donado por el multifacético artista visual Eduardo Gonnet colgado en el salón que lleva su nombre en el congreso. En el mismo, la senadora denunciaba la quita del cuadro calificándolo de ilegal, aunándolo con un relato histórico sobre el cuerpo y la imagen de Evita enmarcado en el anti peronismo. Según rumores, la orden partió del nuevo director de cultura del senado, quien responde a la presidenta de la cámara alta, Victoria Villarruel. Tras la queja, el cuadro reapareció colgado en el lugar de donde fue sustraído. Días antes del balotaje, Victoria Villarruel había expresado su intención de que las 17 hectáreas de la ex Escuela Mecánica de la Armada (ESMA)sean disfrutadas por todo el pueblo argentino. Estas intenciones con objetivos negacionistas fueron desmoronadas ante la iniciativa de Alberto Baños, Secretario de Derechos Humanos, de no mudar su despacho al predio.

Estas iniciativas por parte funcionarios del actual gobierno nacional se encuadran en una profunda aversión al peronismo, mutando el conflicto a lo simbólico, suscitando una dinámica contradictoria entre la narrativa y la práctica libertaria.

Los símbolos (cuadros, bandera, estatuas, edificaciones, etc.) son elementos claves en la legitimación, construcción de discurso y de control, por lo cual las prácticas y las diferentes formas de poder en la política prestan profunda atención y estudio.

La prédica libertaria, y las acciones del presidente Javier Milei desde su asunción en específico, está saturada de simbología. Un ejemplo cabal es la bandera de Gadsden de color amarillo, con una serpiente cascabel en espiral y en posición defensiva y una frase en inglés, "Don't tread on me" que significa, no me pises. Esta frase denota una defensa inusitada de la libertad individual mediante el uso de la fuerza contra el Estado. La ceremonia de asunción del presidente emitiendo su discurso de espaldas al congreso es un discurso antipolítico dirigido a una sociedad compuesta de individuos ávidos de deseo de libertad para su desarrollo individual, sin intromisión colectiva por la fuerza.

El gobierno nacional construye constantemente un hombre simbólico para erradicar el hombre político mediante la extinción de sus símbolos y acciones políticas. Ese hombre político no comprende la totalidad del espectro político, ese hombre político es el peronismo, es lo popular, es el Estado social y de derecho al cual busca desarticular para construir un Estado owelliano/totalitario bajo la bandera libertaria. No me pises, pisa al peronismo.

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