Vicente Bokalic Iglic, arzobispo de Santiago del Estero y primado de la Argentina, se convertirá hoy en cardenal, en el Consistorio Ordinario Público, en la Basílica de San Pedro, Italia.
El papa Francisco será el encargado de encomendarlo, al igual que a otros 20 sacerdotes oriundos de diferentes partes del mundo.
Bokalic Iglic, que recibirá la púrpura cardenalicia, asistió a una asamblea con el Papa junto a párrocos santiagueños (ver página 4), expresó: “Me siento muy acompañado por los sacerdotes, por la vida consagrada, por el laicado, por la Iglesia y por el pueblo sencillo de Dios. Lo vivo con mucha alegría y con cierto temor a no poder responder a tantos desafíos”.
Vale destacar que la ceremonia se llevará a cabo hoy, a partir de las 12 (hora de Argentina).
“Confío mucho en la obra de Dios. Uno de los pilares de mi vida es la vida de oración, la Eucaristía, el servicio a nuestras comunidades, el encuentro con los sacerdotes. Esto me da mucha confianza y me invita a responder con todas mis capacidades y limitaciones. Lo vivo con mucha esperanza”, sostuvo, en diálogo con AICA.
El arzobispo participará mañana en la celebración de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, en la Basílica San Pedro, y oficiará una misa en acción de gracias, en la Iglesia Nacional Argentina Nuestra Señora de los Dolores.
El primado, respecto a los desafíos que implica la Arquidiócesis de Santiago del Estero, señaló: “Nos invita a renovar nuestros compromisos, a crear nuevos servicios, a ahondar en ese estilo sinodal al que nos invita el papa Francisco, caminando juntos todo el pueblo de Dios”.
“Fue un regalo de la Providencia de Dios este reconocimiento a mi persona”
Bokalic Iglic, en otro tramo de la entrevista, manifestó que “es necesario ahondar en la profundización de la Pastoral familiar, la Pastoral de las periferias, la carcelaria, en el cuidado del medio ambiente y, también, formar laicos para la sociedad y comprometidos en las cuestiones sociales, políticas y sindicales”.
El arzobispo admitió que su cardenalato tuvo un “impacto fuerte” y fue una “alegría muy grande”, tanto para la Congregación de la Misión como para la familia vicenciana.
“Fue un regalo de la Providencia de Dios este reconocimiento a mi persona. Esto nos motiva a profundizar nuestros compromisos y en nuestro carisma vicenciano, tan actual, tan iluminador para estos tiempos: la evangelización y la misión a los pobres, todo lo que significa la Iglesia en salida”, remarcó.
El primado, por último, instó a “seguir la huella de María Antonia (de Paz y Figueroa)”.
