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La Provincia Son parte de la escuela inclusiva de UPCN Hockey

“Flor” y Martina tienen hipoacusia, pero el deporte inclusivo las contiene y crecen

El equipo de Nuevo Diario se contactó con sus familias, quienes resaltaron el beneficio de la práctica deportiva para su desarrollo personal y social.

César Gómez siente una alegría inmensa al ver a Florencia, su hija, golpear la bocha.

“En este grupo no hay barreras, por el contrario, siempre apoyaron a Florencia a la hora de superar todos los obstáculos que se le presentaban”, reconoció el trabajador de la construcción.

A Sandra Basualdo le explota el corazón de orgullo cada vez que ve a Martina, su hija, hacer un dribbling.

“Estoy muy agradecida al club y a los profesores por la dedicación que tienen con mi niña”, retribuyó el agente sanitario.

“Flor” —13 años— y Martina —12— padecen hipoacusia, un trastorno sensorial que consiste en la incapacidad para escuchar sonidos y que dificulta el desarrollo del habla, el lenguaje y la comunicación. No obstante, tienen un equipo —literal— detrás que las acompaña.

Ambas son jugadoras de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) Hockey, un club que cuenta con una escuela inclusiva que comenzó a funcionar en 2019.

Las profes

Belén Ledezma, psicóloga social, acompañante terapéutica e interprete en lengua de señas, contó que la escuela estaba pensada, en un primer momento, para niños con discapacidades motrices, auditivas e intelectuales.

“Es una felicidad el ver a los chicos integrando un equipo deportivo que ayuda a su desarrollo personal, social y su contexto familiar”, expresó Ledezma.

El objetivo de esta propuesta apunta a generar un espacio para que las personas con discapacidad se puedan acercar al deporte.

Un dato no menor: los equipos están integrados —también— por personas sin discapacidad.

Marta Silva, profesora especial e intérprete en lengua de señas, dijo que dentro del plantel “tratamos de que las otras nenas comprendan que las chicas sordas son igual que ellas”.

“Solo tienen la barrera de la comunicación, pero no por ellas, sino por la sociedad que no está preparada”, acusó Silva.

Los padres

Gómez admitió que al principio “fue todo un desafío” y que tuvo “mucha incertidumbre”. Puso en duda la adaptación de su hija, y sobre todo, la aceptación por parte de sus compañeros.

“Desde que ‘Flor’ comenzó a jugar en el equipo, tuvo avances muy importantes en cuanto a su conducta, su desenvolvimiento y su manera de relacionarse. Le permitió ser más independiente. Es la mejor elección que pudimos tomar para ella”, reconoció.

Basualdo acotó que siente “felicidad de ver que mi hija juegue con compañeras oyentes y que las mismas la ayuden”.

“Son excelentes personas, porque aún sabiendo su condición, la tratan de igual a igual estamos”, subrayó.

Las clases

Los entrenamientos se desarrollan todos los viernes, desde las 19.30, en la arena del polideportivo.

Ledezma y Silva, por último, manifestaron que anhelan con que la escuela pueda ser sumada a una competencia federada.

Discapacidad Deportes y recreación
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