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La Provincia Corpus Christi

"El Señor nos pide que demos de lo poco que tenemos para que Él haga el milagro de dar vida"

El cardenal Vicente Bokalic Iglic, arzobispo de Santiago del Estero y primado de la Argentina, celebró la santa misa en la Solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo.

El cardenal Vicente Bokalic Iglic, arzobispo de Santiago del Estero y primado de la Argentina, celebró ayer la santa misa en la Solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo, el Corpus Christi, en la Catedral Basílica Nuestra Señora del Carmen. Bokalic Iglic recordó que "este año del Jubileo nos convocamos como Iglesia para celebrar juntos el don inmenso que nos dio el Señor en la noche de la pasión, donde dio su vida por nosotros y por la humanidad de todos los tiempos".

El cardenal reconoció la presencia de las comunidades de la Arquidiócesis que ayer peregrinaron y "adoraron al Señor presente en la eucaristía".

"Las comunidades de los pueblos y parajes alaban y agradecen este legado del Señor que brota de su corazón lleno de misericordia y amor. La fiesta arquidiocesana es la fiesta de todos los que hoy, de distintos lugares, veneran, alaban y agradecen al Señor presente en la eucaristía", agregó.

El arzobispo, en ese sentido, relató: "En esa noche, tomó la copa, bendijo a Dios, partió el pan y lo compartió, y compartió el cáliz de su sangre con sus amigos, y les dijo: 'Hagan esto en memoria mía'".

"Hacer memoria hasta el final de los tiempos, cuando el Señor regrese para entregar definidamente el reino eterno de la verdad, del amor y del perdón a su padre Dios", añadió.

Según el primado, "el centro de la liturgia es la palabra de Dios en este momento", tal como "hemos leído en el Evangelio".

"Nos encontramos a la multitud, que estaba entusiasmada por la predicación de Jesús, porque sanaban todos los que necesitaban de esa gracia. Estaban tan entusiasmados que se olvidaron de comer. Los discípulos, preocupados, aconsejaron al Señor que despida a la gente, pero él no lo quería así; incluso les dijo que les den de comer. Jesús los sorprendió porque solo tenían cinco panes y dos peces. En un pequeño gesto, creó la comunidad para poder hablar libremente. Tomó los panes y los peces delante de todos y presentó al padre y los bendijo. Esa oración es la que todo el pueblo judío recita antes de comer", continuó.

De acuerdo con monseñor, partir el pan "es el acto de compartir lo que se tiene y hacer partícipes a los hermanos"; es decir, "un gesto enorme de comunidad y solidaridad, una nueva forma de relacionarse y, al mismo tiempo, replantear la relación de uno mismo y las cosas".

"Un pan que se parte y se reparte generosamente, sin condiciones, a todos los que creen en la salvación de Jesús, es un pan que reúne en una mesa a todos; que calma el hambre de la gente: hambre de unidad, de amor, de fraternidad, de cercanía, de perdón, de comprensión y solidaridad; un pan que fortalece a la lucha cotidiana, que abre el corazón a las profundas necesidades de los hermanos que sufren en soledad abandono, marginación, discriminación", señaló.

No obstante, "no es un pan que nos encuentra gozando y disfrutando solo de lo nuestro; no es un pan que alimente el individualismo y la indiferencia frente al sufrimiento de tantos; no es un pan que adormece nuestra conciencia en intimismos o bellos sentimientos, a veces muy lejanos de la mera realidad que vivimos, azotados por guerras, destrucciones y muertes de millones y millones de personas".

Empero, "es el pan de los imperfectos invitados que buscamos ser más útiles al mandato del Señor".

"Solo nos pide que demos de lo poco que tenemos para que Él haga el milagro de dar vida a los que están postrados y sin esperanza. Es el pan de los peregrinos que marchamos hacia la casa del padre, pero caminamos en comunidad, apoyándonos mutuamente", concluyó.

Corpus Christi Vicente Bokalic Iglic
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