Durante la misa de acción de gracias por la clausura del proceso diocesano de beatificación de monseñor Jorge Gottau, el obispo de la Diócesis de Añatuya, José Luis Corral, destacó en una profunda homilía la vigencia y el impacto del legado pastoral y misionero del primer obispo de Añatuya.
Corral recordó que Gottau "supo abrir puertas numerosas y nuevas congregaciones a laicos comprometidos, a jóvenes misioneros, multiplicando así los brazos y los corazones para servir". Subrayó que, a lo largo de su vida, monseñor Gottau "no buscaba el protagonismo, buscaba el reino como lo primero y todo lo demás, que es la añadidura".
Recordó también su renuncia en 1992, "con humildad de quien se sabe sembrador y no dueño de la cosecha", y su fallecimiento en Buenos Aires el 24 de abril de 1994, destacando que "su memoria sigue viva, no es una nostalgia vaga, sino un fuego que sigue ardiendo y empuja".
El obispo resaltó que "hoy, en Añatuya y en otras tierras, sigue también su nombre encendiendo compromisos", e invitó a no conformarse ante el sufrimiento, sino "a poner el hombro donde más se necesita".
Además, Corral definió a Gottau como el fundador no solo de una diócesis, sino "de un estilo de pastoreo" basado en "una manera concreta de vivir el evangelio, un camino de cercanía y misericordia". "No hay evangelización si no se toca la vida del pueblo. Y él supo tocar, y por eso el pueblo lo grabó para siempre en su corazón", afirmó.
Finalmente, el obispo pidió que "su testimonio nos siga animando a seguir caminando y a seguir sembrando esperanza", invitando a mantener viva la obra y el espíritu de monseñor Jorge Gottau.
