Después del agónico partido por la final del Mundial, Argentina se consagró Campeón del Mundo después de 36 años de obtener el último título. Messi se lo merecía y la Selección hizo todo lo posible para lograrlo, y eso derivó en el explosivo resultado que tiene a los argentinos llorando de felicidad.
Ni bien entró el penal decisivo, los santiagueños salieron a la calle con sus estruendosos instrumentos, sus coloridas vestimentas y una alegría sin igual. La Capital se convirtió en un único sentimiento conjunto: la ilusión se convirtió en festejos.
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