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La Provincia #EspecialEnEstasFiestas

El fin de año

Por la mirada de la licenciada en Psicología y especialista en Salud Mental, Laura Cussa Litvak, quien brinda algunas reflexiones.

 ¡Chau 2021! ¡Hola 2022! Llegamos al fin de un año más. (Y otro en pandemia. ¿Alguien pensó en vivir esto? Aquí seguimos…). Despedidas, análisis y “balances” del año que se va. Bienvenidas, proyectos y promesas, metas y objetivos para el año que llega (los más exigentes, y los otros también). Para muchos, forma parte de un ritual de fin de año. El calendario que nos atraviesa. Ese tiempo colectivo. Algunos cambiamos agendas, las nuevas incluyen secciones del tipo: “Mis propósitos para el año 2022”, “Mis sueños o deseos para este año son:…”, y otros tantos…

 

El “Año Nuevo” también aparece como un tema en los consultorios. En unos cuantos también la promesa de iniciar un tratamiento psicológico en ese próximo año. Es que el Año Nuevo, tal vez, y podemos pensarlo así, es una buena ocasión, una oportunidad. Aunque también, aquellas promesas de cambios y transformaciones en nuestra vida —mientras miramos las luces de los fuegos artificiales, invadidos por tanta “ilusión y esperanza”— pueden suceder en cualquier momento, en cualquier día, lejos del 1 de enero a la hora 0.01. Las formas en que aparecen esos cambios que esperamos son siempre particulares, singulares en cada uno, y no siempre coinciden con ese tiempo colectivo.

 

Este tiempo colectivo de fin de año nos encuentra un poco más sensibles, reflexivos, analíticos, “evaluativos”, nostálgicos, ilusionados, etc., etc… Es una oportunidad. Algunos, atravesados por ese almanaque, nos encontramos interrogados. Este tiempo, el de fin de año, cambia nuestra rutina, produce una ruptura, un corte. Es una oportunidad. De elaborar ciertas cuestiones íntimas que aún no habíamos podido, no habíamos visto o no pudimos poner en palabras, decirlo. Oportunidad de localización de otros asuntos íntimos y singulares en cada quien. También de aquello que nos produce malestar, de nuestros síntomas.

 

Corte y continuidad, del año que se va y del que comienza, oportunidad de marcar algún horizonte, línea, expectativa hacia el futuro. Corte, no en la dirección de aquellos cambios a partir del primer día del año, sino como la posibilidad de cada uno de poder producirlo verdaderamente, con aquel modo de satisfacción tan singular, única. Es una oportunidad para estar atentos a todo esto. Poder “agarrar” algo de eso. Pero esto, entonces, no es una cuestión de ese tiempo formal. En psicoanálisis hablamos de tiempos subjetivos. Nuestro inconsciente no conoce la dimensión del tiempo, e insiste, es repetitivo. Nuestras transformaciones pueden suceder en cualquier día, en cualquier momento. Aunque, insisto, el Año Nuevo puede ser una oportunidad para algunos. El tiempo siempre es una cuestión personal.

 

Aun así… ¡Feliz Año! ¡Chau 2021! ¡Hola 2022! Es una buena ocasión para interrogarnos…

 

 

Psicología
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