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La Provincia #AnédoctasExclusivas

Mama Antula, los próceres de mayo y un hecho inexplicable un 25 de mayo

La beata santiagueña no vio con sus ojos el Primer gobierno patrio, si estuvo en contacto con los próceres y varios de ellos pasaron por su Casa recibiendo su espiritualidad

Ante el tiempo de dificultades por el que atraviesa el mundo entero como consecuencia de la propagación del coronavirus, Cintia Suárez, una de las autoras del libro “Mama Antula, la mujer más rebelde de su tiempo”, continúa compartiendo con todos los lectores de Nuevo Diario anécdotas de la beata santiagueña en tiempos de penumbras, así como también grandes historias de fe y devoción hacia las figuras más representativas del catolicismo.

 

La siguiente, a horas de conmemorar un nuevo aniversario del Primer Gobierno Patrio, es la preparada de forma exclusiva para Nuevo Diario para disfrutar de la lectura durante el 25 de Mayo, cuando los homenajes de este año son históricos y atípicos:

 

“El 25 de mayo  inmediatamente nos recuerda la clásica imagen del Cabildo, los vendedores ambulantes y las mujeres con sus amplios vestidos y peinetones. Además de esta típica postal se asocia con aquel día histórico de 1810, a los hombres de Mayo, que hicieron la tan ansiada Revolución.  En el olvido quedó una mujer que con sus valores inspiró a estos hombres, y esa mujer fue Mama Antula, que si  bien no vio con sus ojos el Primer gobierno patrio, si estuvo en contacto con los próceres y varios de ellos pasaron por su Casa recibiendo su espiritualidad.

 

En la Buenos Aires colonial Mama Antula había emprendido un proyecto muy ambicioso, construir la Santa Casa de Ejercicios Espirituales con cimientos fuertes para que perdurara en el tiempo. Ella primero se acercó a las familias porteñas amigas que siempre fueron muy solidarias con la limosna para que pudieran ofrecer de manera gratuita los ejercicios espirituales. Entre las personas generosas  que ayudaban a Mama Antula se encontraban los Alberti,  los padres de Manuel Alberti quien sería vocal de la Primera Junta, esta familia donó parte de los terrenos donde Mama Antula erigió su tan ansiada Casa, también tras su muerte Manuel Alberti ocuparía el cargo de director espiritual de la Santa Casa de Ejercicios Espirituales.

 

Mama Antula, también estuvo en contacto con Cornelio Saavedra que oficiaba de Regidor del Cabildo de Buenos Aires,  y  a quien tuvo que recurrir para  obtener los permisos necesarios para comenzar la monumental obra de la Casa de Ejercicios. Saavedra fue el encargado de recibir a Mama Antula en el antiguo Cabildo y gestionó las autorizaciones pertinentes para la construcción, un trámite que llevó su tiempo y tuvo varias idas y vueltas. Por su parte el patriota Miguel de Azcuénaga,  que en el tiempo de la beata era procurador síndico de la ciudad dio un informe a favor de la construcción de la Santa Casa. También pasaron por la Casa que la santiagueña fundó, otros líderes de la Revolución de Mayo, como Juan José Paso que ocupó el cargo de Secretario de la Primera Junta y Mariano Moreno ideólogo y miembro del Primer Gobierno Patrio, cuya tía, Magarita Melgrarejo viuda de Moreno, fue elegida por Mama Antula  como sucesora tras su muerte.

 

Estos próceres de Mayo como casi todos los presidentes de la República Argentina pisaron la Casa que había construido la beata santiagueña, en la ciudad porteña. Mama Antula era una voz respetada y muy escuchada en el virreinato, muchos de los líderes políticos  se acercaban a ella para pedirle sus sabios consejos antes de tomar decisiones sumamente importantes, es por eso que tal como quedó documentado, “se la consultaba como a un oráculo”.

 

Otro suceso en la historia de Mama Antula tendría como fecha clave un 25 de mayo. Era 1867 y se estaba demoliendo en pleno centro porteño, el templo de la Piedad, aquel en el que descansan los restos de Mama Antula. El arzbobispo de Buenos Aires de ese entonces, Mons. Escalada había ordenado la búsqueda de los restos de la beata, en el camposanto del templo.

 

Fueron cinco meses de exploración en el terreno sin ningún resultado, los obreros estaban agobiados por no encontrar ningún rastro.  Había llegado la fecha límite, era la mañana del 25 de mayo y los hombres emprendieron el último intento, mientras  con sus palas seguían cavando,   sorprendentemente  apareció una niña con un vestido blanco, según cuenta la tradición oral. Los hombres quedaron sin palabras al ver a la criatura en medio de la obra. La niña les preguntó a los obreros si buscaban a la Madre Antula y ellos le contestaron que sí, entonces con su mano les señaló donde cavar, los hombres también le preguntaron cómo ella sabía dónde encontrarla y la niña respondió: -¡Mi madre me lo ha dicho! 

 

Luego la pequeña desapareció sin que los hombres lo notaran.  Inmediatamente los obreros se pusieron a trabajar en el lugar y en el sitio que la niña había indicado encontraron los restos de Mama Antula, junto al leño de ñandubay, y cuentas del rosario  con la que había sido enterrada. Los obreros le avisaron al párroco que fue a verificar el hallazgo y por el alboroto hasta los vecinos se reunieron alrededor del viejo templo”.

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