Nadie que visite Weisburd, ubicado en el departamento Mariano Moreno a 41 kilómetros de la ciudad de Quimilí, se va de esta localidad sin adentrarse en la rica historia propia de esta población vinculada a su afamada fábrica de tanino, cuyas ruinas aún se mantienen en pie para orgullo y dolor de los habitantes del lugar al mismo tiempo, aunque cada vez se encuentran más deterioradas.
Esta fábrica comenzó a funcionar en el año 1941 y bajo la conducción de Israel B. Weisburd, Isaac I. Weisburd y Gabriel Weisburd, fundadores de esta localidad anteriormente conocida como El Bravo, tuvo épocas de esplendor con abundante trabajo para la gente de la zona.
Los Weisburd con la fábrica transformaron este lugar del interior en un emporio para la época. Con un gran número de trabajadores convirtieron un paraje en un pueblo con todos sus servicios, en el que los pobladores contaban con luz eléctrica suministrada a través de una red domiciliaria y con tres pozos de agua construidos en aquella época y usados aún en la actualidad.
Pero el tiempo avanzó y con la muerte de los fundadores todo fue apagándose. Los trabajadores que quedaban de la gran fábrica de tanino la recibieron e hicieron nacer la Cooperativa Mariano Moreno donde se reparaban vagones, según cuenta la gente de esta localidad con mucha nostalgia. Actualmente, un grupo de vecinos explota las maquinarias existentes en los galpones y fabrica varillas de madera y otros implementos de uso campestre aunque pocos saben cuál es la situación legal de la misma.
Caminar por sus patios, mirar de cerca la gigantesca chimenea, entrar a los sectores de la fábrica, mirar lo que se asemeja a un ejército de máquinas para trabajar la madera o conversar con la gente del lugar significa una atrapante experiencia que denota la grandeza del tiempo pasado y la decadencia del presente. No hay en la actualidad planes destinados a recuperar el edificio y transformarlo en algo productivo, según cuentan los lugareños.