Comenzó el presente mes y con el los vecinos de Icaño —una comunidad reconocida por sus carnavales tradicionales— se aproximan para recibir a miles de visitantes.
Según fue informado por la Comuna, este año las trincheras carnavaleras se harán los días 10, 11, 12, 13, 15, 17 y 18 del corriente, donde los más afamados grupos harán divertir a la concurrencia, y los jinetes con sus caballos demostrarán su habilidad en los juegos de rienda y en las pechadas.
Icaño es una localidad ubicada a la vera de la Ruta Nacional Nº 34, en el departamento Avellaneda.
Esta comunidad se encuentra a poco más de 180 kilómetros de la Capital santiagueña y su población actual supera los cuatro mil habitantes.
Desde épocas lejanas se desarrollan anualmente las Trincheras de Carnaval. La tradición indica que en tiempos del avance de los criollos sobre estas tierras, diferentes comunidades indígenas las celebran, efectuando también las pechadas de caballos tal como sucede en la actualidad.
La comisión municipal se hizo cargo de la organización, realizó la refacción total del predio, pero manteniendo la configuración paisajística con sus añosos árboles, costumbres y tradiciones.
Vecinos de los departamentos Avellaneda, General Taboada, Belgrano, Juan Felipe Ibarra y Salavina concurren montados a caballo. Al finalizar la fiesta los ganadores se alzan con sus trofeos.
Cabe acotar que este evento fue declarado Patrimonio Cultural de la Provincia, por la Honorable Cámara de Diputados.
Recibe a personas de distintos puntos del país
Desde Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y el sur argentino llegan para vivir seis días de diversión. A ellos se suman cientos de familias de distintas localidades de nuestra provincia, atraídos por lo original del espectáculo
Los años fueron cambiando la estética de las trincheras. “Antes era escenario improvisado en un carro, eran una o dos bocinas que se colgaban de los árboles, así actuaban los conjuntos, ahora se arman imponentes escenarios, sonidos y luces”, indicó un antiguo poblador del paraje Cañitas Puertas. En el lugar los niños se divierten en la represa tirando agua y barro, mientras que los jóvenes y adultos lo hacen bailando al ritmo del folclore, la cumbia, la guaracha y el chamamé.
El agua proviene de un viejo brazo del río Salado: allí se juega, se llenan las bombitas, se carga en los baldes o se lleva algún amigo a “darse un chapuzón”.
En sus comienzos participaban solo los hombres
En 1717 ya se encuentra el nombre de Icaño en padrones de la conquista europea, atribuyéndole propiedad sobre tierras e indígenas a la viuda de un capitán español, Josefa de la Cerda. El ordenamiento colonial, continuado por los gobiernos independientes de Ibarra y los Taboada, colocó a la población de esta localidad del departamento Avellaneda, bajo el área jurisdiccional de El Bracho, dependiente a su vez de Matará.
La tradición antigua indica que las trincheras fueron celebraciones aborígenes, efectuadas anualmente, y más tarde, los criollos las adoptaron. Es muy posible que para los indígenas tuvieran un sentido religioso.
Posteriormente, ya en tiempos criollos, se las habría despojado de su sentido originario, asimilándolas al carnaval. Según algunas versiones, al principio de la etapa criolla concurrían únicamente los hombres, recién en el siglo XX, se abriría la participación a las mujeres.