El profesor Clemente Di Lullo, del Instituto Cultural Sanmartiniano, visitó este viernes Radio LV11 y participó del ciclo Actualidad Política.
Allí, el reconocido docente mencionó: "Es una alegría reencontrarnos y poder aclarar algunos puntos en los relatos históricos que nos fueron transmitidos por tradición, pero que en el presente contienen algunos elementos que no se corrersponden con ese relato. Tenemos posibilidad de acercarnos un poco más a la verdad. Es cierto que si no se hiciera ese trabajo, no tendría sentido la ciencia histórica. El objetivo de la historia es reconstruir el pasado para aleccionar el futuro. Cuanto mas verídica sea esa reconstrucción, más conformes nos sentimos desde el punto de vista intelectual y de decir 'conozco un poco más la historia de mi país'. Quiero resaltar que a los argentinos nos importa poco y nada la historia. Duele, pero uno tiene que decir la verdad. El principio de la historia de una nación, por lo general, tiene mucho de ficticio, de idealización, porque es necesaria esa parte de hacer un 'mito', porque son los famosos 'mitos fundacionales'. Cualquier nación o imperio de la antigüedad se basa en ese 'mito inicial'. A mí me gustaría que los jóvenes se interesen más por la historia. Güemes era un terrateniente en su tiempo. Hablar de Belgrano es reencontrarse con el sentido de la vida, y hablar de Güemes es entender la identificación con la tierra. José Ingenieros clasifica tres tipos de personalidades: aquel que está casi en estado primitivo; en segunda categoría, el hombre mediocre; y encabezando, el hombre superior. A esta última calidad pertenecían Belgrano y San Martín. Belgrano, para mí representa la nobleza pura, es un hombre dignísimo por donde quieras analizarlo, era muy preparado para su tiempo y venía con las ansias de transfrormar las mentalidades, bajo ciertos puntos de apoyo; primero el sentido de la libertad, luego el tema de la producción, que el país es grandísimo y tenemos todas las posibilidades de producir y encontrar recursos económicos para avanzar. Pero el punto central para lograr esa transformación, era indudablemente la educación. No hay que culpar solo a la juventud de su poca información, hay políticos que no están a la altura tampoco. El contexto de hoy es similar al de 200 años atrás. Yo creo que no hemos tomado conciencia de lo que estamos viviendo. No unimos los elementos y decimos '¿a dónde vamos a terminar, si de alguna manera no nos fortalecemos?'. Desde el punto de vista de la existencia, debemos decir 'esto necesariamente debe cambiar'. No interesa quién lo haga, mientras yo esté convencido de que ese es el comienzo hacia un futuro más próspero, donde la juventud no se quiera ir. ¿Cuántas veces escuchamos decir 'la patria'? Esa palabra casi ha desaparecido, y eso es señal de que estamos derrumbados moralmente. Recordar la vida de nuestros próceres es muy importante. La memoria, en la medida que se debilita, nos transforma en un pueblo sin destino, que va al abismo"
