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Política #Política

La bala que nunca salió, la investigación que no prosperó y un partido que se suicidó

A menos de 4 meses del aniversario del intento de homicidio de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, todo parece apuntar a un único culpable: un bloque de globos amarillos que se cae por su propio peso. Por Facundo Xavier Ferrera Flores, para Nuevo Diario.

Este 1.º de septiembre se cumple un año desde que Recoleta se convertía en el escenario de lo que sería el comienzo de una encarnizada batalla legal, política y hasta ética que terminó de profundizar la marcada grieta de los dos principales frentes del país: el De Todos y el del Cambio.

 

Fernando Sabag Montiel se convertía en el "perejil" de una oscura maniobra que podría haber tenido un desenlace devastador para la Nación en cuanto a términos sociales se refiere, y es que si la bala hubiera alcanzado a su objetivo, nada menos que Cristina Fernández de Kirchner, las calles se habrían convertido en pasillos anárquicos dignos de una película distópica de Hollywood.

 

Pero la bala nunca salió, Cristina vivió y hoy el panorama es distinto. La batalla mutó, los argumentos cambiaron. Las enrostradas pasaron de términos económicos a éticos. Hoy ya trascendió el quién hizo las cosas bien y las cosas mal, el asunto es quién estuvo detrás de una deleznable operación: si los propios o los ajenos. Y hoy hay varias flechas que apuntan a los últimos.

 

Bohdziewicz es un apellido que supo servir al mismo partido al que hoy le está causando un dolor de cabeza insoportable. De nombre Ivana, se trata de una de las (ahora ex) asesoras del diputado del PRO, Gerardo Milman, también armador político e íntimo de Patricia Bullrich. Milman está acusado de complicidad en el intento de magnicidio, el cual habría conocido con antelación y potencialmente participado en la planificación del mismo. Fue denunciado por el asesor de uno de sus colegas, quien lo escuchó en el bar Casablanca decir que "cuando la maten (a Cristina) yo estoy camino a la costa", riéndose de un hecho que días más tarde sería perpetrado, aunque infructuosamente.

 

8 meses pasaron desde el incidente y las pistas nunca llegaron a buen puerto. Los abogados de la Vicepresidenta insisten en recusar a María Eugenia Capuchetti, que parecería desestimar varios hilos investigativos a propósito, aunque sus pedidos no prosperaron y la misma magistrada sigue al frente de la causa.

 

Pero este viernes, una confesión cambió todo. Bohdziewicz se presentó en los tribunales de Comodoro Py, donde denunció ser víctima de "presiones" y cambió su testimonio. Lo que la asesora reveló causaría un escándalo a nivel nacional sin precedentes y que introduce un giro que, aunque esperado, resulta impresionante. Según sus propias palabras, luego de la denuncia en contra de Milman (que involucraba su indirecta participación y la de su compañera), fue citada en las oficinas del Instituto de Estudios Estratégicos en Seguridad, entidad que dirige Patricia Bullrich, donde un perito informático "de confianza" les requirió sus teléfonos celulares y borró absolutamente toda la información sensible.

 

Si bien la defensa no demoró en llegar, está bastante floja de argumentos. "Pato", que evita explayarse sobre el tema para que "no corra la bola", se limitó a decir que es un invento más del Frente de Todos. Al parecer, la precandidata del PRO ignora que la denuncia salió de una de las trabajadoras del partido que solía presidir, al menos hasta que se tomó licencia. Mientras tanto, desde el oficialismo salen a pedir explicaciones, tal y como hizo el Presidente, y Cristina optó por pedir "protección" vía legal para evitar que Bohdziewicz sufra algún tipo de "accidente".

 

El resto del arco opositor sigue en silencio, al menos hasta el momento. Poco o nada hay que decir sobre una persona interna que decide salir a testificar semejante versión. Mientras tanto, Bohdziewicz sigue denunciando "aprietes". Si hay algo seguro, es que en los próximos días se espera una cumbre a oscuras de la élite del PRO, en lo que supondrá un intento de delinear una estrategia "defensiva" ante una acusación de este calibre que golpea de lleno a uno de sus pilares, quien en un pasado era encargada de la Seguridad nacional y se sigue dedicando a lo mismo pero de manera privada. La verdadera pregunta es cuánto tiempo de vida útil le queda a un frente fracturado e investigado judicialmente por atentar contra la democracia que le permitió existir.

 

Por Facundo Xavier Ferrera Flores, para Nuevo Diario

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