Una adolescente de 15 años y su madre, ambas santiagueñas, se encuentran de visita en el departamento Atamisqui, donde visitan familiares. Durante la estadía, la abuela de la menor tomó conocimiento de que esta les había confiado a algunos parientes de confianza de que sufría maltratos y abusos sexuales.
La mujer de 64 años, al ver a su nieta llorando constantemente, la contuvo emocionalmente y le preguntó la causa de sus lágrimas. La menor, quien se domicilia en la provincia de Santa Cruz, contó que su padrastro ingresa al sanitario cuando ella se encuentra bañándose y la manosea en las partes íntimas.
En otras ocasiones, los abusos sexuales simples se producen en la habitación de la adolescente, donde el sospechoso se acuesta a su lado cuando su madre no se encuentra en la vivienda. En este sentido, la víctima teme que en el próximo paso sea accedida carnalmente por el acusado, quien es de nacionalidad boliviana.
La adolescente le dijo a su abuela que le contó en varias ocasiones a su madre lo que estaba sufriendo, aunque nunca hizo nada.
Por esta causa, atentó contra su vida en la escuela a donde estudia el nivel Secundario y contó lo qué le estaba sucediendo en su casa, tras lo cual las autoridades educativas labraron un acta y ordenaron que recibiera contención psicológica. Asimismo, dijo que es maltratada por su padrastro y la dejan encerrada cada vez que su madre y él salen juntos. Por todo ello, la víctima no quiere regresar a Santa Cruz.
La abuela se trasladó hasta la Comisaría Comunitaria Nº 39 y realizó la denuncia. Ante los investigadores recordó que su nieta vivió con ella hasta los 8 años, ocasión en la que su hija le dijo que la llevaría a vivir con ella en la provincia patagónica. La denunciante indicó que no se opuso porque pensó que la iban a criar mucho mejor que ella.
El hecho fue informado al Ministerio Público Fiscal que ordenó que se concretaran diversas medidas procesales.
