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Policiales Mujeres santiagueñas

“A mis 55 años fui madre de nuevo, de mis 8 nietos, y fue empezar de nuevo”

Además, Olga Navarro de Corbalán tiene siete hijos. Trabajaba como empleada doméstica y actualmente tiene una feria en su vivienda.

Los ojos colorados marcados por el llanto y el dolor. La piel arrugada y dura, por la lucha incansable. En su corazón, el femicidio de su hija, quien la obligó a no darse por vencida y luchar por ocho chicos que quedaron huérfanos.

Dicen que detrás de cada mujer existe una historia que la convierte en guerrera. Esta es la historia de Olga Navarro de Corbalán.

Olga tiene 63 años. En mayo, junto a su familia, celebrará sus 64. Vive en una humilde pero acogedora vivienda ubicada en calle Isla Soledad Nº 6.015 del barrio Islas Malvinas de la Capital.

Tiene en total 15 hijos, a siete de los cuales los gestó en su vientre. Un duro golpe de la vida, que la puso de rodillas ante Dios, le “regaló” otro ocho hijos más, a quienes los cuida y protege como si ella misma los hubiera parido.

La tranquilidad de la vida de Olga se quebró para siempre a las ocho de la noche del 13 de junio del año 2015. Estaba en su casa, junto a sus hijos y su esposo cuando alguien llamó a la puerta. Olga se levantó y vio que eran policías. Los efectivos les indicaron que debían acompañarlos hasta la Comisaría Segunda de la Mujer y la Familia, en La Banda.

Sin entender qué pasaba, Olga les preguntó el motivo. Los policías no tuvieron más opción que decirles que “María de los Ángeles Corbalán (su hija) había sido asesinada por quien sería su expareja, delante de sus hijos”. La mujer había sido asesinada delante de tres de sus hijos, quienes pidieron ayuda a un patrullero que pasaba por el lugar.

Ese día, al bajarse del patrullero para entrar a la comisaría donde la esperaban sus ocho nietos menores, la vida se pasó delante de los ojos de Olga. Acababa de recibir la peor noticia de su vida. Su hija había sido asesinada a hachazos. Pero con el corazón destrozado y sin poder entender la tragedia que la golpeaba, Olga sabía que tenía que sacar adelante a sus nietos.

Los niños, llorando, la esperaban sentados en una sala de la comisaría. Olga trataba de consolarlos. Sabía que en ese momento, a sus 55 años, empezaba un nuevo desafío en su vida. Tomó de las manos a sus nietos y les prometió que “ella iba a ser su madre siempre”.

Mientras limpiaba casas, lavaba ropa y hacía trabajos independientes, el tiempo pasó para Olga, sus hijos y sus nietos.

Siempre los contuvo, pero sobre todo les brindó el amor y el acompañamiento en el momento más duro de sus vidas.

“El día que recibí la noticia no lo podía creer. Mi hija me dio la fuerza para seguir luchando por mis nietos. Ese día fui madre de nuevo a mis 55 años de 8 de mis nietos y fue empezar de nuevo. Ese día todo cambió para mí y toda mi familia”, reveló Olga.

Al tiempo que agregó: “Hubo muchas personas que me ayudaron y acompañaron a salir adelante con mis nietos. Ellos son como mis hijos. Siempre tengo el recuerdo de mi hija. Lo que a ella le pasó nunca lo pensé ni lo imaginé”.

Por otro lado, entre lágrimas, la madre-abuela remarcó: “Sentí muchas veces que no podía más, pero tenía que seguir luchando por mis nietos. Los amo. La vida me quitó a mi hija, pero Dios me regaló 8 angelitos. Los amo mucho, los mezquino y los cuido. Son mi vida”.

Un plato de comida en la mesa de Olga nunca faltó. Solo ella, junto a su esposo y una de sus hijas mayores, sabe lo que tuvieron que pasar a diario para continuar y que la comida siempre estuviera en su casa, mientras sus nietos crecen y trabajan.

 

“Lo condenaron a 25 años, pero nadie nos devolverá a mi hija”, remarcó Olga

Olga recuerda todos los días a su hija María de los Ángeles Corbalán. El dolor habita en ella y a su familia le falta un eslabón importante. Pero pese a la tragedia que los golpeó, Olga se encargó como pudo de sacar a su familia adelante. Sus nietos estudian y trabajan. Son un gran ejemplo de superación.

“Hubo gente que nos ayudó. Gracias a Dios, aunque la vida está muy difícil, podemos estar todos juntos. Antes podía trabajar y ayudar, hoy tenemos la feria en la casa”, analizó Olga.

Al tiempo que agregó: “A mi hija la mataron y a él (por el femicida) lo condenaron a 25 años, pero nadie nos devolverá a mi hija”.

Finalmente, indicó: “Mi nieto que vio cuando su madre estaba siendo asesinada, quedó con secuelas, pero pese a todo siempre salimos adelante”.

 

El crimen de María de los Ángeles Corbalán

María de los Ángeles Corbalán tenía ocho hijos y estaba embarazada de 3 meses. Tenía 31 años y alquilaba una casa en el barrio Juan Perón de La Banda.

Eran aproximadamente las 15 del 13 de junio de 2015 cuando María fue sorprendida en el inmueble por Martín Quisbert, a quien le debía la suma de 1.000 pesos. Tuvieron un cruce de palabras en el comedor, que terminó con una brutal agresión.

Martín comenzó a golpear a María. El ataque fue escuchado por el hijo de 10 años de la mujer, quien intentó auxiliarla. Vio cuando el agresor tomó un hacha y comenzó a aplicarle golpes. La asesinó y luego se dio a la fuga.

La Policía secuestró un cuchillo, un hacha y otros elementos que fueron de vital importancia en la causa. Quisbert fue condenado a 25 años de prisión en un juicio donde se pudo determinar que el asesino y la víctima no mantenían ningún vínculo afectivo.

Femicidio
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