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Policiales #??ltimoAdiós

Profundo dolor y pesar en el último adiós a María Rosa Cisneros

Parientes del departamento Loreto, vecinos, compañeros y amigos de sus hijas dijeron presente para despedir a ???una gran madre???.

Desde las 15 horas se realizó el velatorio de María Rosa Cisneros. La misma que en vida cosechó muchos amigos que la apreciaban. Desde parientes, vecinos, conocidos del las instituciones educativas donde iban sus hijas, incluso compañeros y amigos de ellas.

 

El desconsuelo rondaba en la sala velatoria de calle La Plata de ciudad Capital, que inundaba toda la cuadra.

 

Las personas que se enteraron del atroz hecho que enlutó a todo el barrio Libertad, se apersonaron para darle el último adiós a quien fue “una gran mujer y madre”, afirmó una de las presentes que conocía cómo era el trato de María Rosa para con sus hijas.

 

Las tres hijas sintieron un pleno acompañamiento en cada momento. Era notable el respaldo de personas jóvenes que tuvo la despedida de la oriunda de Loreto.

En la sala velatoria el silencio fue total, por respeto a la memoria, “de quien fue una gran vecina”, comentaron los presentes.

 

La familia directa de María Rosa recorrió más de 60 km en una combi para estar presente y rendirle el homenaje que su hermana, tía, hija y nieta merecía.

 

Despedir a “Pety”

 

Estuvo presente su padre y su abuela de 95 años. Desde El 88, departamento Loreto, estuvieron para despedir a su querida “Pety”, como solían llamarla algunos allegados a la familia.

 

Apesadumbrados caminaron las sendas del cementerio y en total congoja acompañaron a sus hijas, que en un acto de acompañamiento y apoyo se mantenían abrazadas.

 

En el adiós se escucharon pequeños rezos y cánticos, que se entremezclaban con el sollozo por la partida prematura de quien fue una mujer que siempre trataba de sonreír ante la adversidad y soportaba los dolores del maltrato que recibía dentro de su hogar.

 

“Nunca pensábamos que era así de violento”, comentó Graciela, una de las vecinas de María Rosa, en referencia  al asesino, César Andrada.

 

El pedido de auxilio no fue suficiente, el clamor por parte de sus hijas para que el padre detenga la violencia hacia su madre no fue suficiente.

 

Ayer a la tarde, pasadas las 18.30, muchos solo pudieron ver un féretro cerrado. Y no volvieron a ver más la sonrisa que escondía tanto tormento de varios años, producto de la violencia de su pareja, el padre de sus hijas. 

Femicidio
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