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Opinión El Lado B

País de pobres corazones

Por Pedro ArbonaSi bien el atentado contra uno de los emprendimientos de la familia Rocuzzo visibilizó el profundo problema del crimen organizado en Rosario, los hechos que se desencadenaron posteriormente abren las puertas a un abismo estructural de espanto que implica hasta cierta resignación frente al horror. Hechos y frases que definen y que, por hacerlo, merecen ser escrutadas con profundidad. 

 

***Rosario. Argentina. Tórrido verano de 2023. Una maestra de 38 años fija en el frente de su domicilio un cartel escrito sobre cartulina rosa destinado a la mafia del narcotráfico. “Yo no soy Arami. ¡Se equivocaron! Mi nombre es Cecilia, soy maestra y alquilo hace un año y medio acá. ¡Tengo dos bebés!

 

Lo hizo por consejo de la Policía porque horas antes habían disparado seis veces en el frente del domicilio y tres en la parte trasera, en un episodio más del horror del narco crimen que azota a una ciudad secuestrada por las organizaciones criminales. “Traicionaste a la mafia, pagá las cagadas, comunicate. La próxima vamos a lo de tu mamá”, decía la nota del sicariato de turno. La misma que marcaría el principio del final de los días de Cecilia y sus hijas, de 1 y 3 años, en ese lugar hacia el destierro de un destino desconocido: Levantó las pocas pertenencias que tenían y desde aquella noche de horror no volvió a aparecer por el barrio.

 

***Visibilización. Días atrás, el mundo se conmocionó porque balearon un supermercado de la cadena Único, propiedad de la familia de Antonella Rocuzzo. En esa oportunidad, el cartel decía “Messi, te estamos esperando. Javkin también es narco, no te va a cuidar”. Pablo Javkin es el intendente de Rosario. Anoticiado del suceso que produjo un cimbronazo político y social que traspasó las fronteras del país aseguró públicamente a Radio Mitre: “Tenían barbijos, tenían todos los elementos arriba de la moto, tenían guantes. Nada que ver con los hechos anteriores. No lo dejaría cerrado de que tiene que ver con bandas criminales. Las características de este hecho no tienen necesariamente que ver con bandas”, explicó y luego añadió que probablemente tenga que ver “con fuerzas de Seguridad”. “Las características de este hecho no tienen necesariamente que ver con bandas, probablemente tenga que ver con fuerzas de seguridad”. La frase estremece. ¿Los que deben combatir a la delincuencia organizada, no importa en qué porcentaje, son sus aliados? ¿Utilizan sus métodos? ¿Se dedican a dar consejos a maestras víctimas sobre cómo escribir mensajes absolutorios en cartulinas de color rosa?

 

A pesar de la gravedad ínsita de las afirmaciones del jefe político de la ciudad arrasada por el miedo, no hubo una sola repercusión del arco político ni de las fuerzas de seguridad.

 

La familia Rocuzzo no solo es propietaria de un supermercado como desprevenidamente se podría colegir a través de la fotografía de un atentado. Es, además, dueña de la Torre Aqualina, una construcción imponente de 125 metros de alto y 40 plantas con varios departamentos por cada una de ellas. Posee también un complejo residencial llamado Azahares del Paraná. Se trata de un barrio cerrado con salida al río que cuenta con 80 hectáreas. Está valorado en casi 30.000.000 de euros. 

 

¿Los asesinos amenazan al astro del fútbol o hacen una demostración de fuerza al empresariado y al capital de Rosario para engrosar sus ingresos a través del espanto?

 

Si le tocó a Messi, a quién no le puede tocar.

 

***Buenos Aires. A confesión de parte, relevo de pruebas. “Los narcos han ganado, pero estamos dispuestos a revertir la situación”. La frase fue pronunciada nada más y nada menos que por el ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, tras los hechos criminales sufridos por la familia Messi - Rocuzzo.

Si los narcos han ganado ¿cómo y de qué forma se revierte la situación? Si los narcos han ganado ¿quiénes son responsables de la derrota de toda una sociedad?

 

Solo cuatro palabras deslucieron el resto de las afirmaciones del funcionario del gabinete nacional.

 

***Buenos Aires. Sobre llovido, mojado. El presidente de la Nación, Alberto Fernández, confirmó los dichos de Javkin. “Uno de los problemas es la policía santafesina”, “hay excomisarios presos por narcotráfico”, “en Santa Fe hay un crimen organizado que lleva décadas, es un proceso de bandas que buscan copar una región, empiezan a enfrentarse con otras bandas, se empieza a relacionar con el poder, comprar comisarios, jueces y terminan viendo cómo eso se blanquea”, aseguró el jefe de Estado corroborando en forma directa la sentencia de su ministro de Seguridad.

 

Los narcos han ganado. ¿A qué costo?

 

***Rosario. Varios días después. “Un niño de 11 años fue asesinado esta madrugada de al menos un tiro en la espalda y otros tres resultaron heridos luego de ser baleados por un hombre que disparó hacia un grupo de personas que estaban frente a un kiosco, en un barrio de la ciudad santafesina de Rosario”, informó la agencia de noticias Télam. 

 

Daños colaterales implican también no solo el éxodo de docentes sin destino cierto sino además la muerte de inocentes, algunas veces niños en las calles. La sangre y la violencia están tan internalizadas que han pasado a ser la normalidad de una ciudad que alguna vez inspiró al músico Fito Páez para escribir “Ciudad de Pobres Corazones”, la canción nacida tras el cobarde asesinato de su abuela, Josefa Páez y de su tía abuela, Delia Zulema Ramírez de Páez.

 

“Matan a pobres corazones”. Fito tenía 23 años cuando la compuso. Actualmente, en 2023 tiene 59. Han pasado 36 y la historia es circular como los infiernos de Dante Alighieri.

 

***Buenos Aires. El dilema de papel pintado. La máxima cúpula política del país debate si es el Ejército o Gendarmería quien debería atacar el cáncer del narco crimen. 

 

Horas antes, en un allanamiento a las cárceles federales de Marcos Paz, Ezeiza y Rawson, donde cumplen condena los capos narcos “descubren” que los titiriteros del horror no solo gozan de privilegios obscenos tras los muros sino que además son provistos de herramientas de comunicación para continuar —desde adentro— las saga de sangre y pandillas que los llevó hasta allí. 

 

A la policía de Santa Fe y miembros de la Justicia involucrados por Alberto Fernández se suman también efectivos del Servicio Penitenciario. El combo letal está completo.

 

En la ciudad de pobres corazones, los narcos han ganado con la complicidad de las fuerzas de seguridad, jueces y agentes carcelarios. En la ciudad de pobres corazones mueren niños a balazos por la espalda y la gente huye de sus hogares para no ser un número más en los registros de la morgue.

 

Y la clase política y dirigente se pierde en la absurda discusión de si debe ser el Ejército o Gendarmería quien ponga de nuevo la democracia en tierra de mafiosos y resguarde la vida y los bienes de los ciudadanos.

 

***Salomónico. Finalmente, el presidente de la Nación decidió el envío de 400 efectivos de Gendarmería para intervenir en el conflicto. Ya son 1.400 los miembros de la fuerza desplegados en la ciudad azotada por el narcotráfico. 

También ordenó el desplazamiento de miembros de la Compañía de Ingenieros del Ejército para urbanizar barrios populares. Eso sí, desarmados. 

El dilema de papel pintado se diluyó en una decisión integradora de ambas opciones pero cargada de polémica.

 

***“Yo no fui”. Horas después de conocida públicamente la información del refuerzo de seguridad a través de Gendarmería y del aporte de un ejército desarmado para cuestiones urbanísticas, el ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, se presentó ante el Congreso de la Nación y tuvo que enfrentar críticas por doquier de gravoso tenor. 

 

Ricardo López Murphy consideró —en el seno de la Comisión de Seguridad Interior— “inaceptable comprometer un cuerpo de combate de nuestro Ejército argentino desarmado en un lugar tan peligroso”.

 

Aníbal Fernández, autoridad máxima de la Seguridad en el país, fue categórico en responder: “No tengo que ver con ese tema y estoy más cerca de pensar como usted que otra cosa. No he participado de ese tema”.

 

El “yo no fui” señala directamente al presidente de la Nación y denota un profundo desacuerdo en el seno del gabinete nacional. Uno más, entre tantos otros más.

 

***“En Argentina los tres poderes no funcionan”. Lo dijo la mismísima vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, a lo que agregó que “no hay un Estado democrático constitucional”.

 

Grave. Porque ambas frases lapidarias vienen de quien fue dos veces presidenta de la Nación y es sin dudas la política con mayor caudal de votos en el oficialismo gobernante. 

 

De quien con un simple video construyó un presidente que tres años y dos meses después amaga con abrirse solo “para terminar con 20 años de kirchnerismo”. 

De quien está viva porque el disparo ejecutado por la banda de Los Copitos no salió.  O de Los Copitos y Revolución Federal. O de Los Copitos, Revolución Federal, Luis “Toto” Caputo, Gerardo Milman, y suma y sigue. 

 

De quien fue condenada “sin pruebas pero sin dudas”, según consignan los fundamentos de la sentencia en la causa por la obra pública reflejados en 1.600 páginas. 

 

De quien no está dispuesta a retroceder un centímetro ni ceder un milímetro desde la poltrona de la proscripción. 

“Luche y vuelve”.

 

¿Alguien es capaz de avizorar el país que viene? No dentro de cincuenta años. La semana que viene. El mes que viene.

En esta Argentina disfuncional ni la vicepresidenta está a salvo del peligro inminente de un gatillero en la calle.

 

***Castillo de naipes. En esta hora crucial nadie puede ni debe lavarse las manos. Todos, desde el oficialismo o la oposición, tienen responsabilidad política en el castillo de naipes que habitamos y que amenaza con derrumbarse. Qué ironía. Justo cuando “celebramos” 40 años de democracia.

 

***Es la hora de las instituciones. De la responsabilidad. De cerrar la grieta y actuar con premura por una cuestión hasta de autopreservación. Hay catástrofes cotidianas que alertan sobre el diagnóstico funesto de situación. 

El país no termina en Rosario. Ni en la CABA de Rodríguez Larreta y sus privilegios obscenos. Ni en la Rosada ni en el Instituto Patria, centros de poder político en términos reales. 

 

El país se agota en el diario vivir de los más de 46 millones de argentinos. Que van al límite. Que no dan más.

 

De fotograma en fotograma vivimos instantáneas del momento renovando el milagro de la subsistencia. Resiliencia.

En el país de pobres corazones, mañana es solo un adverbio de tiempo.

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