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Opinión #Homenaje

En homenaje al libertador, General Don José de San Martín, en su inmortalidad

Cada 17 de agosto, representa para los argentinos un día de solemne recogimiento; Por el Cnel. Hugo E. Peralta, Delegado del Estado Mayor, Gral. del Ejército en Santiago del Estero.

“No morirá tu nombre, ni dejará de resonar un día tu grito de batalla, mientras haya en Los Andes una roca y un cóndor en su cúspide bravía. Está escrito en la cima y en la playa; en el monte, en el valle, por dondequiera que alcanza desde Misiones al Estrecho, la sombra colosal de tu bandera” 

(Extraído de “Nido de Cóndores” de Olegario V. 

La fecha del 17 de agosto, representa para los argentinos un día de solemne recogimiento, por traer a nuestra memoria la imagen de quien fuera el más grande hombre de la Patria y de la América toda: el Libertador General Don José de San Martín, en su inmortalidad.

Los niños y jóvenes, futuros hombres del mañana de nuestra Patria ¿poseen una clara y precisa percepción de lo que significa estar gozando de los preciados dones de Libertad, Independencia y Soberanía, que el “Santo de la Espada” nos dejara como herencia eterna?

¿No cabría en estos momentos, como símbolo de recordación y reconocimiento al “Padre de la Patria”, que se imprimiera a la enseñanza impartida a nuestros hijos, un sentimiento más argentinista, a los efectos de contrarrestar las arraigadas costumbres y modalidades extranjerizantes que hasta pueden llegar a corroer nuestro pasado histórico?

Muy lamentable sería que la ciudadanía argentina al desconocer la gran empresa libertadora del General San Martín, se viera empujada poco a poco hacia una pendiente peligrosa hasta llegar a encumbrarse dentro del sentido de las palabras que expresa el siguiente axioma: “El hombre que no conoce la historia de su patria, no sabe a dónde va, porque no sabe de dónde viene”.

Si a pocos años de la desaparición del General San Martín, exaltaron vivamente su acción libertadora, encumbradas personalidades del mundo, cuando aún no había sido juzgado por la historia ¿cómo no hacerlo hoy mismo, para que su vida ejemplar sea tomada como modelo y ejemplo para todo el Pueblo argentino?

Supo expresar el General don Bartolomé Mitre, siendo presidente de la Nación, al inaugurar el monumento al Libertador el 11 de julio de 1862, en la Plaza del Retiro, hoy, Plaza San Martín: “San Martín, concibió grandes planes políticos y militares, que al principio parecieron una locura y luego se transformarían en conciencia que él mismo convirtió en hechos”.

Tuvo la primera intuición del camino de la victoria continental, no para satisfacer designios personales. Tuvo el instinto de la moderación y del desinterés y antepuso siempre el bien público al interés personal.

Fue el propagador más infatigable de los principios de la revolución de mayo en los momentos más angustiosos de la Patria. Fue fiel a su máxima que regló su vida: “Serás lo que debas ser y sino no serás nada”.

Se ha descripto el cruce de la cordillera de Los Andes, por parte del San Martín y su Ejército Libertador, como una hazaña más notable que el cruce de los Alpes por Aníbal y Napoleón. 

San Martín solo buscó paz y la verdadera felicidad de los pueblos. 

San Martín fue uno de los más eminentes creadores del sistema republicano del nuevo mundo.

Muchas de sus obras como, por ejemplo, la creación del Regimiento de Granaderos a Caballo, el combate de San Lorenzo, el cruce de Los Andes, la Batalla de Chacabuco, la independencia de Chile, la sorpresa de Cancha Rayada, la Batalla de Maipú, la gran expedición al Alto Perú, la independencia de la tierra de los Incas, la batalla de Pichincha, la Conferencia de Guayaquil, el gran renunciamiento como Protector del Perú y al Ejército Libertador Argentino, su ostracismo voluntario, envolverían diez años de vida de vida militar en América del gran Libertador, que por la libertad, la independencia y la soberanía de nuestra Patria, sacrificara su bienestar, su familia y sus intereses personales.

Renunció a la gloria y envainó dignamente su sable corvo, que nunca fue usado para avasallar naciones.

La posteridad, a quien San Martín confiaba el juicio de su vida, y de sus acciones, lo proclama, como ha expresado el autor Mariano Felipe Paz Soldán, “El más grande de los héroes, el más virtuoso de los hombres públicos, el más desinteresado patriota, el más humilde en su grandeza, y a quien Perú, Chile y las provincias argentinas, le deben su vida y su ser político”.

El “Padre de la Patria” fue un sostenedor de la religión cristiana para poder llevar a cabo la grandiosa obra emancipadora americana para dejar a los pueblos la sublime herencia de “Libertad, Independencia y Soberanía”.

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