Un matrimonio de 76 años se encontraba descansado en su domicilio del barrio Autonomía de la ciudad Capital. Alrededor de la una de la madrugada de ayer, sonó el teléfono fijo en la casa de la familia Zurita, ocasión en la que fue atendido por la mujer. Apenas pudo decir hola antes de que escuchara una de las frases más desgarradoras: “Mamá, mamá me asaltaron y esta gente está aquí, hagan lo que dicen porque me van a matar”. La voz femenina era de una mujer desesperada y en medio del drama, la jubilada se convenció que se trataba de su hija de 30 años, quien vive sola en el barrio Centro. Casi al borde del llanto por la angustiante situación, le pasó el teléfono a su esposo, jubilado del Poder Judicial, al igual que su mujer. Del otro lado, esta vez, tomó al aparato el “secuestrador”, quien fue contundente. “Tengo a tu hija (sin especificar nombre) y vas a hacer lo que te indique, o la vas a encontrar muerta y en pedazos”, le manifestó la voz masculina. “No hagas nada raro porque tu casa está vigilada por mi gente”, le manifestó.
Zurita recordó que la tonada del sujeto era similar a la de un colombiano, que lo tiene presente por series televisivas o por los jugadores de fútbol que son entrevistados frecuentemente. Para sumarle más drama al matrimonio, el desconocido le dijo la calle y numeración de casa donde vive, posiblemente extraída de la guía telefónica.
“Cuando yo te indique vas a salir y desde tu banco nos vas a transferir tus dólares, tus pesos, todo lo que tengas; no menos de 50 a 100 mil dólares”, le dijo al jubilado el secuestrador. Mientras el sujeto hablaba, se escuchaban gritos y llanto de una mujer que decía el delincuente que era su hija.
Si bien al principio los jubilados estaban seguros que se trataba de su hija, el hombre recordó algunas advertencias que había leído sobre secuestros virtuales y le hizo señas a su esposa para que se comunicara por celular con su hija. Afortunadamente, la joven se despertó y atendió la llamada de su madre, a quien le dijo que estaba en su departamento y en buenas condiciones. Una vez que se confirmó que todo era un engaño telefónico para concretar una estafa a través de un secuestro virtual, Zurita descargó su bronca ante el embaucador. No obstante, el delincuente quiso quedar con la última palabra: “Ya vas a ver cómo la vas a encontrar” y cortó la llamada.
La denuncia fue realizada en la Comisaría Comunitaria Nº 10 y el matrimonio se entrevistó con personal de la División de Cyberseguridad de la Policía de la Provincia para que realizaran la investigación.
“Solo las horas te pueden borrar los larguísimos minutos de cruel angustia”, afirmó el denunciante.
Por otra parte, recomendó a los hijos que no dejen el celular apagado o en silencio por las noches para que puedan atender la llamada de urgencia, como ocurrió en su caso.
