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Opinión #Opinión

Salomónicos

Un caso judicial: la disputa entre dos mujeres, el hijo de una de ellas había muerto. Ambas decían ser la madre del niño vivo. Para averiguar la verdad el rey Salomón en tuvo una magnífica idea: Pidió una espada y ordenó a uno de sus sirvientes que partiera al bebé en dos. Le daría una parte a cada mujer.

Salomón no pensaba herir a la criatura; sólo quería ver la manera en que reaccionaban las mujeres.

 

Al oír tal proposición una de las dos aceptó, mientras que la otra le rogó al rey que por favor no hiciera semejante cosa, que mejor se lo diera a la otra mujer; pero sin hacerle daño al bebé. Al observar la reacción de esta, Salomón supo quién era la verdadera madre del niño.

 

A un psicópata no le interesa en lo más mínimo el mal que pueda causar a sus hijos.

 

La justicia debería comprender que cuando un progenitor no cumple con sus obligaciones, automáticamente el otro queda sobrecargado de tareas. Al incumplir los acuerdos establecidos, está dando prueba suficiente de que no tiene ninguna empatía con sus propios hijos.

 

En un proceso judicial, los manipuladores patológicos van a elegir profesionales (abogados, peritos de parte) que desconozcan la existencia de seres atípicos como los psicópatas ya que de esta forma serán muy fáciles de manipular. Así, lograrán recibir frente a la justicia informes favorables y a la medida de sus necesidades.

 

Muchos colegas, de buena fe, caen en la seducción de estos personajes que se valen de encanto personal para lograr sus fines. Dada la oportunidad, elegirán profesionales poco éticos y corruptos a tal punto de llegar (literalmente) a manipular juzgados enteros. A un sicópata integrado no le importa por lo que puedan llegar a atravesar sus hijos hasta encontrar a los profesionales que necesita para lograr sus fines.

 

Cuando a un narcisista patológico no le salen las cosas como lo planea puede llegar a caer en depresión.

 

Por ejemplo: 

 

Derivado por un colega, atendí un sujeto que en un primer momento parecía que consultaba por la desesperación y la angustia sufridas debido a la depredación de su ex pareja. Contaba que la “psicópata narcisista” le había hecho falsas denuncias de violencia y hacía más de un año que no tenía contacto con sus hijos. A medida que avanzaba la conversación, comentó que necesitaba un profesional de la psicología que entendiera del tema y pudiera en primer lugar explicarle a su abogado todo el fenómeno de la Psicopatía Narcisista para que este tuviera argumentos a la hora de defenderlo. Por otro lado decía que iba a necesitar un informe manifestando su aptitud psicológica para lograr la revinculación con sus hijos. Decía que “había estado investigando sobre el tema de… ehhh, como se llamaba…no estoy seguro…” Y fingía no recordar los términos “psicopata” y“narcisista”. Cada vez que debía pronunciar estas palabras decía: “Ay, no me acuerdo cómo se le llama a eso…”.

 

Cuando un psicólogo detecta que está frente a un perverso narcisista, la ética profesional enseña que no debemos atenderlo. 

 

¿Por qué?

 

Como ya contamos en notas anteriores y repetiremos hasta el hartazgo, no es nuestra función dar herramientas a un perverso y mucho menos arriesgarnos a ser objeto de su manipulación. 

 

Esto es tan taxativo porque estos seres son muy difíciles de identificar. Incluso para los expertos en el tema.

 

La manipulación del profesional por parte de uno de estos seres causa estragos. Estos daños, irreparables para la víctima y para los hijos, son mucho más habituales de lo que se piensa y urge subsanar todos los efectos nocivos del mal uso de las instituciones que hacen los manipuladores.

 

Capacitar sobre estos temas a los profesionales que actúan en la justicia, es una herramienta para comenzar a neutralizar, desenmascarar y detectar a los psicópatas integrados.

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